Por David Pérez Arce
El 27 de febrero del 2010, nuestro país despertó tras una pesadilla vivida en horas de la madrugada, en las que seis regiones fueron víctimas de la furia de la naturaleza, el terremoto más violento del último siglo.
En la Región del Libertador Bernardo O’Higgins el violento movimiento sísmico dejó una huella profunda, en cada una de las 33 comunas, donde las viviendas construidas en adobes cayeron estrepitosamente sembrando la destrucción y la tristeza en miles de familias. Hasta la furia del mar hizo sentir su violencia en nuestra costa, con un maremoto que al margen de la destrucción de vivienda, también provocó la muerte y desaparición de personas.
Para el Ministro de la Vivienda, Rodrigo Pérez Mackenna quien debió asumir la Intendencia días antes del 11 de Septiembre de ese año, no llegó el mejor momento, pues debió asumir una labor que debía desarrollar en terreno, conociendo de cerca de las necesidades de miles de familia que tenían necesidades extremas. Al margen de sus viviendas en el suelo, había que agregar el agua para la bebida, porque los APR dejaron de funcionar.
A cuatro años de ese desastre espantoso, el actual Ministro Pérez Mackenna en una reciente visita a Rancagua, señaló que el trabajo del ministerio podía dar cuenta que e n materia de vivienda se han entregado en la región 20 mil viviendas, que equivale a un 77% de las dañadas severamente por el terremoto y que han logrado solución.
Están en etapa de construcción 5 mil nuevas viviendas, equivalen al 22% de las dañadas por el terremoto y aun restan unas 333 viviendas, cuya construcción deberá licitarse en fecha próxima.
Mirado a través del tiempo, recordando aquel fatídico amanecer del 27 de Febrero del 2010, el levantar 20 mil viviendas, fue una titánica tarea que le permitió a igual número de familias el poder iniciar una nueva etapa en sus vidas.
