Nuestro país tiene hermosos cordones montañosos, donde cada uno de ellos es diferente, te impresionan sus formas, sus tonos, sus texturas y sobre todo cuando llega el invierno y en uno de ellos (Los Andes) cambia su color de vestimenta… saca el traje de invierno y se viste de blanco, esto quiere decir, que la nieve ha comenzado a llegar. Realmente es un espectáculo ver el paso de las estaciones, ver como el blanco envuelve a la montaña, incluso puede llegar hasta la cordillera de la costa, en menor cantidad y un tiempo escueto.
Lamentablemente no todos habitantes de Chile conocen la montaña, la nieve.
Muchos llegan a adulto y nunca han visto nevar. Por lo mismo jamás han disfrutado su textura, de los colores que esconden los cristales que la componen cada vez que le atraviesa un rayo de sol. Tampoco han podido disfrutar el sonido del agua y ver las pequeñas cascadas que se forman cuando comienza a derretirse, por que el verano va anunciado su llegada.
El paisaje es hermoso, pero a la vez intimidante, los macizos son imponentes, el aire es puro y la altura se hace presente, la sientes. La naturaleza tiene en cada paisaje una lectura diferente para cada una de las personas que la visitan.
Muchos dicen que es muy frío y que el frío no es para ellos, más yo les digo que a pesar de las bajas temperaturas y que por mucho que éste, el paisaje blanco no sea lo suyo, sin duda vale la pena conocerlo, palparlo y vivirlo.
Cuando llega la temporada del deporte blanco, el paisaje cambia, aumentan los colores, los movimientos rápidos generados por los esquiadores, el subir y bajar de la tele silla, la gastronomía se hace presente con el olor del chocolate caliente, el viento blanco, horas de espera, horarios para subir y bajar… es toda una aventura. Lo triste de esto es, que siendo un país de montaña, de nieve y de muchos centros de esquí, sea un porcentaje reducido el que conoce y disfruta tanto el deporte blanco, como todo lo antes mencionado.
Tal vez sea muy soñadora, pero pienso que todos deben conocer las bellezas que tenemos en nuestro país, que los valores para tomar las clases de esquí sean accesibles para todos, pues tenemos montaña y no la vivimos. Sé que para muchos seguirá quedando distante, donde nace el sol, seguirán observándola a lo lejos he imaginado, que secretos esconderán esos macizos en las alturas que ven por la ventana.
No importa que no hospedes en los hoteles de los centros de esquí, lo importante es que te regales el derecho de conocer tu país, y la montaña la tienes al lado, con un día basta.
¿Qué lugar te queda más cerca?
Clo
