Ya está en cines la segunda entrega de la última versión del joven arácnido. La primera prometía destronar la trilogía protagonizada por Tobey Maguire, pero ya se ve poco probable con esta película, protagonizada por Andrew Garfield y Emma Stone.
Carente de un hilo conductor coherente, ciertos momentos parecen estar mal desarrollados. Esta es la puerta a los finales abiertos. Ya están confirmados dos spin off, pero no logra enganchar al espectador común. Si se eliminara parte de esos momentos, la película se entendería de todos modos. Nos hubiese ahorrado uno que otro bostezo.
¿Era necesario ridiculizar a Peter Parker? Está bien que sea un joven neoyorquino que combate el mal con una máscara y telarañas, que le guste andar en skate, las chicas y tenga un amigo, pero… ¿contestar el teléfono en plena batalla? Ciertamente ésta era la visión de Marc Webb, el director, un héroe que puede ser usted y yo.
El enemigo más feo de lo que va del año aparece aquí: Electro. Un ser lleno de dolor y resentimiento, con una visión atrofiada de la sociedad, en busca de venganza, recibe una cantidad de poder impresionante, que tiene la capacidad de dejar una ciudad entera sin electricidad. Eso sí es terrorífico. Le acompañan en la narración efectos especiales muy bien logrados y una música no muy adecuada. De fiesta electrónica pasa a un dubstep que incomoda…y avergüenza.
Una guapa Emma Stone personificando a la novia de Parker, Gwen, que como anda vestida pretende ser atractiva pero raya en lo grotesco. Esto sí que no era necesario.
Definitivamente esta película destruye las expectativas de que la tercera entrega supere a la primera. Recomendada sólo a fanáticos del hombre araña. Si busca una película de acción, mucha acción, esta no es su película.
Marco Antonio Núñez
Estudiante de Cine y comentarista de cultura, televisión y artes visuales.