Llegamos a un punto en la historia en que lo moderno se apodera de nosotros y nos olvidamos de los orígenes. Esto pasa en todo ámbito de la vida. Por mencionar algunos, pasamos de ponerle sales y especias a la carne a congelarla en nuestro refrigerador, de rebobinar un cassette a ponerle replay en nuestros teléfonos, de la ampolleta a la luz led y así con muchas otras cosas.
Todas están satisfacen una necesidad, pero hablando al hablar de cine, es diferente. Pasamos de los dibujos animados a la animación digital…y no por necesidad.
No me gusta pensar que todo pasado fue mejor, pero comencé a recordar películas de mi infancia y me puse a pensar. ¿Los niños de ahora disfrutarán de los clásicos?
Si bien estamos bombardeados de películas de animación de muy buena calidad y definición (Frozen, Shrek, Toy Story, Coraline…), los dibujos animados tienen esa textura especial del color, la delicadeza de fotograma por fotograma, el cuidado de los fondos, la nostalgia del sonido que, si revisamos hoy, nos da cuenta del mundo en que vivíamos.
Por mencionar algunos clásicos, imperdible es Blancanieves y los siete enanitos, el primer largometraje animado producido por Walt Disney, que en su primer estreno recaudó ocho veces el costo de producción. Y como dato curioso, el Oscar que ganó venía acompañado de 7 mini estatuillas.
Disney se consagró en 1950 con la cinta La Cenicienta, que adapta la historia del cuento de los Hermanos Grimm. Otro clásico adaptado, El libro de la selva, que fue la última obra supervisada por Disney antes de su muerte. La música que acompaña estas cintas se han convertido en canciones clavadas en el colectivo popular, que estoy seguro que muchos de nosotros comenzamos a tararear: “Busca lo más vital, no más lo que es necesidad…”
Los Aristogatos, Pocahontas, La Sirenita, Aladdin y El Jorobado de Notre Dame son títulos Disney que no deben perderse.
Dejando de lado Disney, títulos como Mi Vecino Totoro o El viaje de Chihiro (aunque ésta es del mismo año que Shrek) son prueba de que la animación tradicional está muy lejos de quedar obsoleta. Ambas de Studio Ghibli, contienen todo el potencial de la animación de dibujos animados, la creación de personajes complejos y de rápida empatía en el espectador.
La responsabilidad es de nosotros como padres, tíos o amigos de las nuevas generaciones en compartir estos tesoros. Volvamos a disfrutar de los clásicos de la animación tradicional.
Marco Antonio Núñez
Estudiante de Cine y comentarista de cultura, televisión y artes visuales.