Por David Pérez Arce
Cuando aun tenemos el sabor de lo que fue la “celebración de nuestras fiestas patrias” es del, caso recordar la historia de nuestras tradiciones.
En la Revista del Campo, de El Mercurio, aparece la historia de parte de nuestras tradiciones, esta vez en lo que son: el Pisco, Pipeño y Chacolí, en una nota de la periodista Gabriela Gayani y que nos cuenta que: “el chacolí llega a Chile a fines del siglo XVIII y se funda en la tradición de los vinos dulces de misa. Son los vascos que ven los viñedos de la zona centro-norte, de los valles transversales del norte y en el valle Aconcagua, características similares de la uva para producir un caldo parecido al que ellos preparaban en su tierra natal. De hecho, en la provincia vasca existe hasta hoy el chacolí que con el tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, de 2004, adquiere denominación de origen. Según explica, Gonzalo Rojas, el monto producido en Petorca y Putaendo debiera recibir el mismo nombre, pues fueron los propios vascos quienes comenzaron su producción.
El chacolí chileno es, por tanto, un vino joven, blanco, rosado o tinto, sin envejecimiento en barricas ni guarda en botellas; que se mantiene vivo en la tradicional Fiesta del chacolí en Doñihue”.
