Según Seradilla, 2007, la cuestión de la centralización o descentralización es un tema que comparte ciertas tensiones porque va muy ligado a la ideología política y al modelo de ciudadano que se pretende configurar en un determinado territorio. En este sentido hasta el día de hoy Chile sufre de un gran centralismo de poder, comandado por la región metropolitana donde está distribuido éste.
Desde esta mirada todavía no se sabe cómo descentralizar un país como Chile, que inclusive para discutir estos temas se abren procesos burocráticos enormes, con una alta participación de expertos y una baja participación ciudadana. Uno de los primeros pasos fue obviamente el permitir nuevamente las elecciones populares de alcaldes y concejales al retorno de la democracia. Recién en las últimas elecciones presidenciales se pudo elegir a través de voto popular a CORES y próximamente se podrá elegir intendentes. Ahora, dentro de los partidos políticos, el congreso y el ejecutivo ha entrado últimamente la idea que para descentralizar los poderes y la influencia de Santiago es necesario crear nuevas regiones desarmando las ya creadas. Esta idea podría representar una ventaja si es que en Chile las regiones tuvieran una mayor autonomía en ámbitos económicos, sociales, ambientales, territoriales, etc. Pero esto no es así, y el gran ejemplo de esta falla es la creación de la XV de Arica y Parinacota los cuáles siguen sufriendo los mismos problemas de antes.
Entonces, ¿cuál sería la verdadera razón para crear regiones a tontas y a locas, sin una planificación previa y un verdadero aumento en la independencia de las regiones? Se sabe que una nueva región necesita de poderes propios, es decir, intendentes y gobernadores, como también seremis, etc., por otro lado se crean nuevas comunas y eso significa nuevos alcaldes y nuevos concejales y por supuesto diputados y senadores que vayan al congreso. Por lo tanto me atrevo a decir que una de las principales razones hoy en día para crear regiones es el clientelismo político, donde los partidos luchan para tener la mayor cantidad de cargos regionales y así también presionar al ejecutivo sobre temas nacionales que no son de su agrado.
Para O’higgins lo anterior no le es desconocido. Lamentablemente esta región sufre de un doble centralismo. El primero se ejerce por la cercanía a Santiago y el segundo por el centralismo que ejerce Rancagua como capital regional. Es así que dos diputados de la región (Ramos Barros y Alejandra Sepúlveda) proponen crear una nueva región con Colchagua y Cardenal Caro, argumentando el centralismo de Rancagua. Sin embargo, se necesitan otros tipos de cambios, mucho más factibles de realizar para eliminar este tipo de centralismo, como entregar poder y autonomía diversificada, es decir, a nivel regional, provincial y comunal.
Lamentablemente estos diputados desconocen al parecer, lo que implica crear una región nueva y partir así la actual en dos, será que éstos no quieren entonces la universidad regional para la población a quienes representan, ya que si se separan obviamente no van a contar con este proyecto educativo. ¿Estamos presentes entonces en un nuevo tipo de clientelismo político? o ¿es pura demagogia? Me parece bastante preocupante que se crea que para descentralizar se necesita desarmar una región, siendo que la base de todo este sistema, sigue siendo centralista. Si se crea una nueva, es lógico que se necesitará de una ciudad capital, por lo tanto se creará la misma situación que existe hoy con Rancagua. Pido entonces mayor calma y no proponer cosas sin ningún fundamento que propinarle la culpa a una ciudad.
Hugo Amaya
Docente Santo Tomás Rancagua
Área Prevención de Riesgos
