No debe existir en la historia reciente de nuestro país, una política pública llevada a cabo con tanta improvisación por un gobierno de turno, como lo es la Gratuidad en la Educación Superior. Alrededor de 18 cambios en 7 meses, hablan de una inconsistencia tremenda desde el Ministerio de Educación.
De expectativas irresponsables e injustas como la de financiar la gratuidad para todos incluyendo a quienes más tienen, se comenzó a bajar reiteradamente dichas expectativas, pasando incluso por la inconstitucionalidad de una de las últimas propuestas ministeriales en la glosa presupuestaria, finalizando con el acceso gratis para el 50% de los estudiantes más vulnerables de ciertas instituciones, sin contar lamentablemente a la postergada educación técnica.
Pero incluso hoy, la realidad es distinta. Y es que de los 140.000 estudiantes de Universidades que supuestamente se iban a ver beneficiados, hasta el momento tan solo 23.000 estudiantes nuevos han logrado dicho beneficio, pudiendo ampliar esa cifra a 32.000 tras la solución de los estudiantes que han tenido que volver a trabajar en su acreditación socioeconómica, y pudiendo llegar finalmente con los estudiantes antiguos, a una cifra no superior a los 60.000 estudiantes con gratuidad.
¿Por qué dirá Ud.? Muy sencillo. El foco de la discusión educacional ha estado completamente cooptado por una ideología estatista y añeja, que carece de profundidad para ver los problemas que verdaderamente aquejan a nuestra educación.
El 70% de los estudiantes de establecimientos municipales no superaron los 500 puntos ponderados en la PSU, lo que indica que no pueden siquiera pensar en postular a las Universidades tradicionales e instituciones particulares de calidad. Ese es el gran drama, entonces, es en la calidad donde se debiesen centrar los principales esfuerzos, desde la educación pre escolar, y pasando por la educación municipal y también en las escuelas particulares subvencionadas, ya que es desde estos segmentos, que se comienzan a fraguar las grandes desigualdades, que después al llegar a cuarto medio, solamente se reproducen y traducen en la deficiente prueba estandarizada.
Pero la letra chica continúa, con la eliminación de la beca de mantención para los estudiantes de primer año que alcancen la gratuidad, con el despido masivo de profesores y administrativos de las diferentes instituciones beneficiarias, con la imposibilidad de optar a gratuidad para quienes aún estando en los cinco primeros quintiles coticen en el sistema de Isapres, el término de los programas de mejoramiento de calidad de las Universidades, recortes y eliminación de selecciones deportivas, o en nuestro caso más local, con el perjuicio económico a muchos estudiantes miembros del equipo de Acreditación de la Universidad de Talca, por el término apurado de sus relaciones laborales en la noble labor de ayudar a los nuevos compañeros entrantes a la casa de estudios regional. Esta es, lamentablemente, la otra cara de la moneda de la gratuidad universitaria.
Ervin Castillo A.
Presidente Federación de Estudiantes
Universidad de Talca
