Los desastres naturales dan lugar a acusaciones mutuas de culpabilidad entre el estado y particulares. El fin de semana pasada Santiago fue afectada por intensas lluvias, inusuales para esta fecha y con una pluviometría improbable.
Las compañías de agua potable cerraron las compuertas de sus estanques de decantación porque de otra manera habríamos recibido agua sucia, con barro, con material infeccioso, si es que llegaba, porque de no hacerlo habría causado estragos en los ductos y cañerías. Es posible también que varías centrales hidroeléctricas de pasada hayan parado por las misma razones, el agua con barro habría dañado los generadores. Llama la atención la poca acuciosidad de los medios de comunicaciones, especialmente la televisión, que se limitaron a azuzar a la población por los estragos del temporal, la falta de agua y electricidad y se regocijaron con aburridos, interminables y repetitivos relatos, comentados a velocidad cohete, sin respirar como lo hacen los relatores de football. Una monotonía que se va imponiendo en las notas de prensa en la tv.
Providencia fue inundada por la salida del Mapocho debido a que el caudal superó las obras de contención realizadas cuyas especificaciones fueron previamente aprobadas por el Ministerio de Obras Públicas. Aun así, el intendente Orrego, el ministro Undurraga, la alcaldesa Errázuriz, y otros funcionarios públicos no escatimaron adjetivos despectivos culpando al constructor. Ningún periodista indagó o informó porque las obras de contención fueron insuficientes. El canal de desvío acordado con el MOP fue calculado para soportar un aumento del caudal del río hasta 80 m3/seg. El caudal real fue superior y llegó a 150 m3/seg. con los efectos ya conocidos.
¿Por qué 80 y no 60 o 150 m3/seg.? La respuesta está en los registros pluviométricos mensuales históricos de Santiago que muestran que para los meses de abril solo se ha registrado un solo caudal de 150 m3/seg. en los últimos 50 años, o sea una probabilidad de ocurrencia de 2 %. El Mapocho tiene un comportamiento irregular e imprevisible. Este fue el número 25 en los últimos 500 años. Otros en los últimos 115 años ocurrieron en 2002, 1997, 1987, 1982, 1955, 1941, 1926. 1914 y 1904.
Probablemente habrá una demanda colectiva y los perjuicios los tendrán que asumir el contratista con sus aseguradores y también el estado que aprobó las obras. No hay duda que el Consejo de Defensa del Estado hará todo lo posible por no pagar. Harán su pega sin importar el daño ocasionado. ¿Qué dirán los inclusivistas e igualitaristas del gobierno?
La conducta de las autoridades ha sido inaceptable como también el de los periodistas. Podrá criticarse que la metodología no es exacta, pero también debe reconocerse que, como señaló Einstein, Dios no juega a los dados.
Javier Fuenzalida Asmussen
