Pocas veces en sus 175 años la Universidad de Chile había mostrado un estado tan decadente. Otros fueron los tiempos de sus grandes rectores comenzando por Andrés Bello y otros como Domeyko, Barros Arana, los hermanos Amunátegui y Juan Gómez Millas. En el ranking QS internacional solo aparece la Universidad Católica (147) entre las mejores. Lejos de la Universidad de Chile (200) y de Santiago (480) y más lejos aún que la de Concepción (625), Adolfo Ibáñez (670) y Austral (700) y en lugares remotos las estatales y demás privadas.
No hay duda que el sistema de gobierno de las privadas, no ideologizado, es un factor determinante, en la selección de sus autoridades y docentes. Es tal la diferencia que la proporción de estudiantes que postulan a las universidades privadas continúa creciendo, desatando una furia irracional entre los rectores de las estatales agrupados en un consorcio, un oligopólica dentro de otro oligopolio el Cruch, que creen que el estado solo debe financiarlos a ellos y piensan que solo las universidades estatales son públicas, un error conceptual garrafal. Estado y Público no son sinónimos. Es más, el estado no es persona ni titular de derechos. Solo puede hacer lo que la ley le manda.
La irracionalidad de los rectores estatales cayó en el ridículo produciendo y difundiendo un video para menospreciar a las universidades privadas apodándolas de callampas. Otra ignorancia supina.
La semana pasado se llevó a cabo el sexto ciclo de conferencias “Congreso del Futuro”. Su sesión inaugural fue intrascendente porque por invitación (obligatoria) se citó a la alta burocracia y políticos a escuchar retóricos e intrascendentes discursos de Bachelet, Lagos W, Andrade y Girardi. Ninguno con pergaminos científicos. Asistieron algunos rectores de las universidades estatales entre ellos el de la Universidad de Chile. Todo este enjambre burocrático se retiró después delos discursos. A la salida ninguno, ni Bachelet, fueron honrados con aplausos porque con sus los largos discursos abusaron del tiempo asignado y los cientos de interesados en asistir, muchos distinguidos académicos y un número sorprendente de jóvenes, debieron de esperar dos horas a pleno sol con altas temperaturas. Otra muestra de la soberbia estatal.
Si los rectores de las estatales hubieran asistido a las conferencias del selecto grupo de expositores, entre ellos varios premios Nobel, habrían tenido la oportunidad de escuchar al notable biólogo italiano Stefano Mancuso, experto en neurobiología vegetal, quien disertó sobre los descubrimientos de la inteligencia vegetal y su capacidad para resolver problemas. El 99,9 % de los seres vivientes del mundo son vegetales. Ven, oyen, comen, sienten pero no tienen ni ojos, ni oídos, ni boca ni manos, ni cerebro y además son inmóviles. No hay ningún milagro. Todas sus células desde la raíz a la cima cumplen con funciones sensoriales y cognitivas.
No hay ninguna especie vegetal inútil. Todas desempeñan funciones que colaboran con la supervivencia de animales y humanos, el 0.1 % de los seres vivientes. Cuando alguien afirma, en forma peyorativa como los rectores estatales, que hay plantas venenosas, carnívoras, depredadoras o parásitas no hacen más que revelar su ignorancia porque todas las plantas contribuyen de una manera u otra al enriquecimiento de la tierra, fijando nitrógeno, fósforos y otros minerales, o absorben restos “basura vegetal” que con su energía los transforman en elementos imprescindibles para la fertilidad de la tierra, o que mediante la fotosíntesis, utilizan la luz para transformar el dióxido de carbono en materia orgánica y liberar oxígeno. Debido a su inmovilidad, no pueden arrancar ante el peligro, se defienden segregando sustancias para sobrevivir a los peligros de animales y humanos. No hay plantas malévolas.
Entre los millones de especies están los hongos y callampas que los rectores estatales, ignorantemente, creen que son venenosas, inútiles y parásitas al igual que las universidades chilenas privadas. Nunca se había visto tamaña estupidez. Si el fallecido comentaristas Bombalet estuviera vivo les diría “renuncien, váyanse, no sirven” .Bello y Gómez Millas deben estar revolcándose en sus tumbas.
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