La iniciativa plantea que “se generaría una mayor politización, información y reflexión sobre la decisión del voto, ya que se efectuaría en el ambiente del trabajo” de una día laboral.
Siguiendo el ejemplo de Estados Unidos y Reino Unido, el senador Manuel José Ossandón presentó un proyecto de ley para cambiar la fecha de las elecciones presidenciales que actualmente se realizan los días domingo. La idea es traspasar los comicios a un miércoles, día hábil en que habría mayor participación.
La norma que deberá ser estudiada por los integrantes de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento busca modificar el artículo 26 de la Carta Fundamental.
El legislador explica que “la presente reforma tiene por objeto reemplazar el día previsto constitucionalmente para efectuar las elecciones presidenciales y parlamentarias, trasladándose del tercer domingo al tercer miércoles de noviembre del año anterior a aquel en que tales autoridades deban cesar en sus funciones. Tratándose de la segunda vuelta presidencial, esta se llevara a cabo el cuarto miércoles después de efectuada la primera vuelta, lo que naturalmente corresponderá a un miércoles de diciembre”.
Asimismo precisa “que aquellos miércoles que corresponda efectuar una elección no tendrán el carácter de feriado legal, a fin de no impactar de manera negativa en la economía y la productividad nacional. Sin embargo, con el fin de permitir que los trabajadores y funcionarios públicos, según sea el caso, puedan concurrir a las urnas, se les otorga el derecho para ausentarse de sus actividades laborales durante 5 horas”.
La iniciativa argumenta que “es posible identificar tres desventajas que ofrece el domingo como día establecido para efectuar los actos eleccionarios: el domingo es considerado un tiempo para estar con la familia, reunirse con ellos y con amistades, para el descanso y el ocio; las personas lo utilizan para realizar labores domésticas, compras o simplemente descansar; y no hay incentivos para concurrir a las urnas y sacrificar un tiempo valioso que puede ser destinado a otras actividades”.
A juicio del parlamentario, “fijar un día hábil para efectuar los actos eleccionarios puede aumentar los niveles de participación. Se trata de un tiempo que la cultura colectiva asocia naturalmente al trabajo, por lo que destinar una media jornada para que los ciudadanos acudan a las urnas es algo que puede ser percibido como el reemplazo de un deber por otro, sin causar un perjuicio en el tiempo destinado a la familia”.
La moción cita como segunda ventaja, “que se permitiría generar una mayor politización, información y reflexión sobre la decisión del voto, ya que se efectúa en el ambiente del trabajo, entre los iguales, que puede generar un benéfico «efecto par» en el sentido de que si la mayoría de los compañeros de trabajo decide ir a las urnas los demás se verán «contagiados» de replicar el mismos comportamiento”.
Finalmente, el texto plantea que “destinar media jornada para que los trabajadores acudan a sufragar es un incentivo a que se retiren antes de su puesto de trabajo. De esta forma, si ellos deciden destinar la tarde, significa que luego del almuerzo pueden ir al centro de votación y enseguida retirarse a sus hogares”.
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