La ingeniera física, magíster en astronomía y docente de la Universidad de Santiago, Dra. Leonor Huerta, indica que el descubrimiento de un sistema solar con planetas similares a la Tierra, en el que participaron telescopios de La Silla y Paranal, debe impulsar a la creación de más centros de investigación y recursos para aprovechar el potencial astronómico de nuestro país. Según datos preliminares, el país invirtió un 0,39% del PIB en investigación y desarrollo en 2015. “No solo necesitamos astrónomos. Si lo que vamos a buscar es vida en el universo, también requerimos astrobiólogos y geólogos. Además, en los observatorios se necesitan ingenieros. Esto es multidisciplinario”, afirma.
Científicos de la NASA informaron del descubrimiento de un sistema solar con siete exoplanetas similares a la Tierra en tamaño y temperatura. Se trata de Trappist-1 que, a 40 años luz de distancia, albergaría tres planetas potencialmente habitables ya que, aseguran, sus condiciones climáticas serían las indicadas para poseer agua y, por lo tanto, ser aptos para la vida. En el descubrimiento, participaron telescopios del Observatorio La Silla y de Cerro Paranal, que se encuentran en el norte de nuestro país.
Para la ingeniera física, magíster en astronomía y docente de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Leonor Huerta, “se necesitan más centros de astronomía e investigación, para que absorban todo este capital humano que está generando Chile y para el cual tiene infraestructura gratis, porque son los grandes conglomerados los que vienen a instalar los telescopios. Chile solo pone la materia prima, que es la calidad del cielo en el norte”.
Según los resultados preliminares de la VI Encuesta Nacional sobre Gasto y Personal en Investigación y Desarrollo (I+D), el desembolso en ese ítem alcanzó en 2015 los $607.408 millones, equivalente al 0,39% del Producto Interno Bruto (PIB).
“Se necesita más contratación de científicos chilenos para trabajar en esto, no solo astrónomos. Si lo que vamos a buscar es vida en el universo, también requerimos astrobiólogos y geólogos”, explica la especialista.
Agrega que “a nivel de infraestructura, en los observatorios también se necesitan ingenieros para los telescopios, hidráulicos e informáticos, por ejemplo. Es bien multidisciplinario el campo. Para la exploración del universo y el análisis del estudio de la evolución de la vida, se va a requerir de una colaboración multidisciplinar muy fuerte”.
Miles de sistemas solares como la Tierra
De acuerdo a la Dra. Huerta, “en 1990 teníamos un catálogo con cero planetas descubiertos y hoy tenemos aproximadamente 3 mil 500 confirmados”. Por eso, proyecta: “es probable que en diez años más, el catálogo de este tipo de sistemas tenga tres mil integrantes. Este es el hito que marca el primer sistema solar descubierto con planetas como la Tierra”.
“Lo que lo hace extremadamente interesante este hallazgo es que, desde el punto de vista científico, hay tres planetas con posibilidades de tener agua en alguna parte de su superficie y en sus tres estados: líquido, sólido y gaseoso”, explica.
Respecto a cuál es la próxima etapa en este descubrimiento, indica que “claramente, el próximo paso es saber si estos tres candidatos tienen atmósfera. Eso lo van a poder realizar cuando ya esté en funcionamiento la siguiente misión de la NASA para exoplanetas”.
“Hay que conjugar las condiciones de la estrella y a qué distancia hay que estar de esta para que pueda existir agua en los tres estados. Además, están las condiciones atmosféricas propias de los planetas y su composición química”, indica.
Aunque reconoce que “es muy probable que haya vida en el universo, pero no está la comprobación empírica”, sostiene que “para un científico, astrónomo o biólogo, es muy difícil afirmar que las condiciones son únicas en nuestro sistema solar”.
¿Llegaremos a este nuevo sistema?
“En escalas de tiempo, es un poco apresurado pensar en eso”, señala la docente del Departamento de Física.
“Estamos muy lejos de poder ir a colonizar siquiera el sistema de la Próxima Centauri, que sería la estrella vecina del Sol, a poco más de 4 años luz. Viajar ahí significaría miles de años para una misión no tripulada, y cientos de miles de años para una tripulada”, afirma.
Bajo este ejemplo, sostiene que “tendrían que viajar cientos de generaciones para llegar recién a la estrella de al lado, y este sistema que encontraron está diez veces más lejos”.
“El objetivo no es viajar a estos lugares, sino determinar cuáles son las condiciones para que se produzca la vida y tratar de ver, en nuestros alrededores cercanos al sistema solar, qué podría servir para expandir la colonización”, concluye la especialista.
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