Connect with us

¿Que deseas buscar?

Transantiago ¿Tiene solución?

(columnajavier)

Somos usuarios del Transantiago, todos opinamos, reconocemos ventajas y deficiencias. Algunos nostálgicos echan de menos las amarillas, otros solo critican las deficiencias que se arrastran desde su origen y muy pocos proponen soluciones factibles.

 

Los más sofisticados las buscan en la tecnología, aumentos de las multas, más inspectores, etc. Mientras tanto lucimos el poco edificante record de tener el mayor número de evasores del mundo. Para el actual nivel de pasajeros de pavo no es suficiente el aumento ni el aumento de las multas ni de inspectores (247 actuales que han multado a 32.000 viajantes de un universo de más o menos 4,5 millones de pasajeros diarios),.

 

Sin entrar al tema de las licitaciones y contratos, no hay duda que los actuales buses son muchísimo mejor que las amarillas. Se espera que al término de vida útil definida en los contratos la flota se haya ido renovando para mantener o mejorar la calidad del servicio. No obstante aún hay falencia con respecto a la a la puntualidad e infraestructura como vías exclusivas que no produzcan atochamientos a las de libre circulación, paraderos sin control para el acceso y … la evasión.

 

Los dos primeros dependen de la inversión pública y para el segundo aún no hemos descubierto como resolver la costumbre, muy criolla, de meterse de pavo. Con todo, algunas pueden reducir el viaje de pavo. Por ejemplo en el paradero de Pedro de Valdivia al llegar a Providencia, hay un “corralito” controlado por un inspector y para ingresar los usuarios tienen que pagar primero. No tenemos información sobre cuántos paraderos existen y cuántos tiene corralitos, probablemente la minoría.

 

Las campañas de concientización social no han producido resultados efectivos, como tampoco el traspaso de la responsabilidad a los concesionarios. El alza en las multas es inefectiva porque la probabilidad de ser sorprendido es muy baja (0,11 % según los estudios practicados) y menos aún lo será un “registro público de evasores” que sería como sentarse a leer la guía de teléfonos (que ya no existe).

 

Ante la falta de tecnologías eficientes para este propósito recurramos a lo simple: trabajadores cobradores en los buses. Algunos criticarán que no cuadra con el siglo XXI. La flota está compuesta por cerca de 6.500 buses. Si hay dos cobradores por bus, uno para la puerta delantera y otros para la trasera (en los buses articulados se eliminaría la tercera puerta trasera) con una remuneración de $ 450.000 mensuales (la mitad de la del chofer), la aritmética indica que el costo sería de US $ 110 millones anuales. ¿Cómo financiarlo?

 

Las estadísticas del Transantiago son muy precarias. No existen en su página web y tampoco las registra el INE. Apenas una información de tres líneas en la página web del Ministerio de Transporte (sub página “buses”) informa que atiende a 6.2 millones de usuarios y que en un día laboral se transportan “más de 3 millones” ¿? Estos número corresponden a las transacciones detectadas por las tarjetas Bip administradas por, el Administrador Financiero del Transantiago cuya última memoria es del 2015 pero que no contiene información estadística al respecto y los últimos estudios datan del 2015. Por lo tanto debo recurrir al supuesto que el flujo de pasajeros por día es de 4,5 millones que pagan, en promedio, $ 700 por viaje (US $ 1,13), en total US$ 5 millones diarios y si solo consideramos los 256 días hábiles del año (sin los domingos), los ingresos anuales del Transantiago son del orden de US $ 1.280 millones de los pasajeros pagantes.

 

Se estima que la evasión (Oct-Dic 2016) alcanza a 34.6 %, lo que significa que si todos pagaran, los ingresos llegarían a US $ 2.000 millones anuales. Un estudio realizados por la U de Chile concluye que un índice tolerable de evasores no debería sobrepasar el 10 %, de modo que bajo un sistema eficiente de control, los ingresos deberían llegar a US $ 1.800 millones, esto es US $ 520 millones más que los actuales. Anualmente el subsidio al Transantiago es del orden de US $ 650 millones, lo que puede reducirse substancialmente a US $ 200 millones anuales y que probablemente los nuevos usos para la tarjeta BIP pueden hacerlo financieramente viable. ¡Arriba los cobradores!

 

Javier Fuenzalida Asmussen

Click para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *