El especialista en calidad de los alimentos y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Fernando Lopetegui, señala que el principal problema de este escándalo de corrupción es administrativo. “El importador debe exigir una serie de requisitos, como las características del producto, el precio, la oportunidad de los volúmenes, el despacho y problemas de tipo sanitario”, asegura.
El Ministerio de Agricultura informó el cierre temporal para el ingreso de todo tipo de carnes provenientes de Brasil luego que autoridades de ese país informaran de una red de corrupción que operaba en algunas de sus plantas frigoríficas y en instituciones encargadas del control sanitario de este producto, para su comercialización tanto interna como externa.
Para el experto en calidad, toxicología y seguridad de los alimentos, y académico de la Universidad de Santiago de Chile, “si entró producto deteriorado a este país, por supuesto que tiene una responsabilidad el SAG”, afirma el médico veterinario del Departamento en Ciencia y Tecnología de los Alimentos del plantel estatal.
Aunque reconoce que aún se desconoce la cuantía del problema en nuestro país, insiste en que “si ha entrado carne en mal estado en volúmenes importantes, por supuesto que se debe establecer un sumario en el SAG para determinar dónde está fallando la fiscalización”.
“El principal problema de esto está en el lado administrativo. Es decir, una negligencia en cuanto al control, partiendo desde los empresarios que exportan estos productos hasta los servicios oficiales”, explica Lopetegui.
“Cada uno de estos servicios debe estar supervisando permanentemente cómo operan estos mataderos, como están envasando y cuánto tiempo le están dando. También, tienen que poner requisitos para las materias primas, los procesos, las características del envase, etcétera”, señala.
“El importador debe exigir una serie de requisitos relacionados con las características del producto, incluyendo el precio, oportunidad de los volúmenes, despacho y problemas de tipo sanitario”, agrega.
En ese sentido, y en base a la información que se maneja, “uno deduce que estos controles no se estaban cumpliendo”.
“Las carnes son productos altamente perecibles y el deterioro que se produce es por la acción de las bacterias. Me imagino que también pueden haber problemas microbiológicos, que de alguna forma son pesquisables por el consumidor, por su color y aroma característico”, advierte.
Finalmente, respecto del uso de preservantes para prolongar la vida útil de las carnes brasileñas, indica que “aquí en Chile, también se ocupan preservantes para aplicar en las carnes. El reglamento sanitario permite el uso de ácido orgánico, por ejemplo”.
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