Si analizamos el comportamiento financiero de las empresas, se puede apreciar un aumento de la morosidad de casi un 14% con respecto al trimestre enero – marzo 2016. Además, el 50% de las morosas corresponden al segmento de las micros y pequeñas empresas, de acuerdo con un estudio realizado por una prestigiosa universidad nacional junto con Equifax.
El monto promedio de morosidad asciende a casi 10 millones de pesos, lo que produce un gran impacto negativo en la sostenibilidad del negocio, pues estas empresas son especialmente vulnerables debido a su escaso poder de negociación con proveedores y clientes.
Este tema siempre genera mucha preocupación en la industria, más aún si se toma en cuenta lo señalado por la Asociación de Emprendedores de Chile respecto de que en el último trimestre, el plazo de pago para las micros, pequeñas y medianas empresas tuvo un aumento de 10 días por parte de sus clientes, llegando a casi 56 días en promedio. Es decir, los pagos se retrasaron considerablemente, lo que se traduce en una dificultad mayor a la hora de reorganizar sus pasivos.
Considerando que, precisamente, este tipo de empresas es la que genera el mayor número de plazas laborales, es deber de todos los actores de la economía generar un clima de colaboración mutua y responsabilidad social, a fin de que las PyMES puedan crecer de forma sostenida en el tiempo.
