Este proceso impacta a todo el entorno del niño o niña, por lo que la familia es un participante activo y primordial de este cambio.
Marzo está a la vuelta de la esquina; comenzamos a despedir las vacaciones mientras que muchos niños se preparan para ir por primera vez al jardín infantil o al colegio. Se trata de un hito socialmente muy importante, que exige a los niños y niñas incorporarse repentinamente a una cultura distinta a la vivida por años, lo que representa importantes desafíos.
Es fundamental que los niños y niñas puedan vivir esta transición de forma positiva, gratificante y como una oportunidad para aprender de manera entretenida a través de juegos y nuevas experiencias.
Este proceso impacta a todo el entorno del niño o niña, por lo que la familia es un participante activo y esencial de esta transición. Es por ello que Integra, con 27 años de experiencia entregando educación parvularia de calidad en más de 1.200 jardines y salas cuna en todo Chile, comparte algunas recomendaciones para que la familia pueda apoyar la transición desde el jardín infantil a la escuela o desde el hogar al jardín infantil.
¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos e hijas en esta transición?
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Hable con el niño o niña sobre las nuevas experiencias que vivirá, con una mirada positiva al cambio, explíquele que tendrá nuevos amigos y aprenderá cosas nuevas.
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Lleve a su hijo a conocer el jardín o colegio. Es una buena manera de acercarlo a esta nueva etapa: muéstrele su sala, el baño y los juegos para que se sienta más seguro.
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Los hábitos y horarios de alimentación y sueño se modifican con la entrada al colegio o al jardín infantil. Es importante adecuarlos con anterioridad para evitar un cambio drástico en las rutinas diarias.
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Una vez que el niño o niña comienza a ir, recomendamos que la asistencia sea lo más continua posible.
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No le mienta, ni salga a escondidas de la sala. Explíquele que se irá, pero que volverá a buscarlo más tarde.
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Evite traspasarle sus miedos y aprensiones. Si se muestra seguro y tranquilo, será más fácil para ellos/as.
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Al igual que un adulto, un niño se puede poner nervioso ante los cambios. Por eso, respete sus sentimientos y la forma de expresarlos. Es importante contenerlos, sin reprochar el llanto, “pataletas” u otras reacciones. Ayúdele a recuperar la calma por medio del cariño y la comprensión.
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Cuando el niño o niña lo requiera, es posible sugerir al apoderado que lo acompañe durante un momento de la jornada. El tiempo de permanencia del adulto se podrá disminuir gradualmente, a medida que el niño o niña se sienta más seguro y confiado.
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Generar instancias de intercambio de información acerca de procesos importantes para los niños y niñas con el equipo del jardín, tales como modificaciones en la alimentación, inicio o progresos asociados al control de esfínter, evolución de enfermedades o tratamientos médicos, etc.
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