Leyendo las noticias me llama la atención una alusión a un informe de la OCDE “Education at a Glance 2018” en la que la periodista comentaba que en nuestro país el 1% de las personas adultas, que tiene educación media completa, entiende lo que lee (frente al 7% promedio de la OCDE) y que solo el 5% de los adultos con educación superior tiene un alto nivel de comprensión lectora, mientras que el promedio de ese grupo, en países que conforman este organismo, es de 21%”, agregando también que, según expertos, el problema radicaría en la infancia.
Son múltiples los factores que pueden estar incidiendo en estas tristes cifras, pero me parece relevante comentar lo referido a que el problema de comprender lo que leemos, tiene base significativa en la infancia.
Todos sabemos lo importante que es estimular a los niños en su crecimiento y desarrollo, los ayudamos a hablar, a caminar, a entender un problema matemático, a cruzar la calle, a lavarse los dientes, etc., pero no sabemos cabalmente qué hacemos o cómo lo hacemos.
“Enseñamos” sin querer y ellos aprenden, utilizamos estrategias o acciones de forma innata, por imitación, por instinto, por naturaleza ante lo cual entonces, todos somos estimuladores de los diversos aprendizajes de nuestros niños.
Entonces si somos “profesores” innatos ¿qué nos está pasando?, ¿por qué solo estimulamos algunas acciones directamente? por qué le enseñamos al niño palabras nuevas, pero no le enseñamos habilidades para el posterior aprendizaje de la lectura y la escritura por ejemplo, ¿será que las desconocemos? o será que, ¿le damos la credibilidad y responsabilidad a otras personas o contextos?
Desde mi visión y experiencia considero que es una combinación de ambas, esto lleva a relevar aún más la importancia de acercar el conocimiento a todas las personas, de hacer un esfuerzo de integración de saberes, experiencias y aprendizajes desde todos los contextos, disciplinas y esferas. Es así como y en el marco del día del libro, he querido resaltar la importancia de la estimulación de las habilidades lectoras desde la primera infancia.
Una adecuada lectura posibilitará el acceso a gran parte de la información y a la imaginación (entre muchas otras capacidades) en distintos ámbitos y momentos de la vida, incluso desde recién nacido. El aprendizaje lector no comienza en la etapa escolar, en esta etapa se establecen los mecanismos formales para su integración, por lo que la estimulación temprana de estas habilidades debería implicar un acceso exitoso al precioso mundo de la lectura.
Podemos favorecer y potenciar esta adquisición, a través de acciones tan simples que no requieren ningún gasto extra, ningún esfuerzo más que dedicar un poquito de tiempo en la vorágine diaria en la que nos vemos envueltos, las que realizadas en forma sistemática pueden implicar que el cerebro de nuestros niños “saque chispas”:
-
Lo principal: que nos vean leer.
-
Integrarlos en un entorno letrado, presencia de libros, comics, revistas, afiches, diarios, comentarios de noticias, etc.
-
Mostrarles que la lectura es una experiencia placentera y entretenida.
-
Reforzar el conocimiento del mundo a través del aumento de vocabulario y el contacto con otras personas.
-
Fijar momentos diarios de lectura conjunta, por ejemplo al acostarse.
-
Leerles en voz alta caracterizando a los personajes, utilizando énfasis prosódico (cambios de entonación), jugar con las voces (cambios tonales de la voz).
-
En los niños pequeños sentarlos en el regazo con el libro al frente y seguir con el dedo las frases que se van leyendo, utilizar libros con muchas ilustraciones y letra grande.
-
Jugar a “que está leyendo”.
-
Aprender canciones o poemas cortos.
-
Siempre es importante mantener un mismo ciclo: iniciar la actividad leyendo el título, leer lo central y cerrar la lectura, aunque no se termine por completo, de tal forma que el niño se interese por continuar en otro momento.
-
Reforzar positivamente todas las acciones que realice el niño para intentar la lectura.
-
Estimular la comprensión lectora preguntándole acerca de lo que está leyendo ayudándolo con alternativas y/o dándole pistas.
-
En la etapa preescolar: potenciar la habilidad base para el desarrollo lector CONCIENCIA FONOLÓGICA que permite a los niños manipular e identificar las sílabas y los sonidos que componen las palabras, por ejemplo, ayudándolo a que separe o cuente las sílabas de las palabras tocando un tambor o saltando o aplaudiendo.
-
Asociar los libros a momentos importantes en la vida del niño, cumpleaños, navidad u otra ocasión especial.
-
CONOCER los gustos de lectura de los niños, lo cual va de la mano con la edad y el contexto en el cual se desenvuelven.
-
Dejar que los niños ELIJAN sus propias lecturas…
Siempre les comento a mis estudiantes lo importante que es conocer el desarrollo normal y como su equilibrio desde los distintos ámbitos (ya sea desde lo lingüístico, motor o cognitivo) ayuda y potencia habilidades o nos facilita para intervenir en la dificultad.
Es importante hacer saber que muchas de las estrategias y acciones terapéuticas que utilizamos en lo disciplinar, se rescatan desde lo cotidiano y que solo las esquematizamos y ordenamos.
Saquemos provecho a las tecnologías pero que éstas no reemplacen lo importante, usemos lo que nos ofrecen las redes pero no nos perdamos en ellas, sino nuestros niños también lo harán: toda experiencia es un aprendizaje, lo importante es guiar, acompañar y estar.
Lorena Luna Velasco. Fonoaudióloga
Tags asociados:

Click para comentar