La odontología enfrenta en estos días uno de los momentos más difíciles de los cuales tengamos memoria. En nuestro país, alrededor del 80% de los odontólogos se desempeñan el sector privado, con lo cual nos podemos hacer una idea de la pequeña proporción de pacientes que son atendidos en el sistema público, con lo cual, la pandemia no sólo ha dejado tras de sí innumerables tratamientos sin seguimiento, y lo que no deja de ser preocupante, una cifra aún no precisada de trabajadores sin empleo en el sector.
La sociedad piensa –quizás por culpa de nosotros los dentistas- que el colectivo profesional goza de una situación económica privilegiada, lo cual dista mucho de la realidad. El estallido social seguido de la irrupción de la Covid-19, ha dejado en una situación precaria a muchos colegas y sus equipos de trabajo. Dos eventos de tal magnitud que se han solapado, generan además un enorme impacto en la economía de todas las familias, que deben priorizar a la hora de acometer un gasto, y los tratamientos dentales no son ajenas a esta difícil situación.
Es cierto que el coronavirus es un virus altamente contagioso, y que los dentistas trabajamos a muy poca distancia de los pacientes, donde debido a los tratamientos se generan aerosoles que pueden trasmitirlos fácilmente de un lugar a otro. Pero afortunadamente, gracias a la formación que recibimos los profesionales desde etapas tempranas en la universidad, de la disponibilidad de elementos de protección personal, conocidas como EPP y la enseñanza que nos está dejando el paso de este virus por otros países antes que el nuestro, se puede realizar una atención dental con la máxima protección posible.
Evidentemente, tenemos que ser responsables, tanto como profesionales y como pacientes, de acudir a las consultas cuando consideremos que es necesario en la fase de contagio por la cual estamos atravesando, pero es responsable también transmitir a los pacientes que ir a una clínica dental no es un acto suicida. Existen tratamientos que de no realizarse a tiempo pueden derivar en complicaciones que incluso pueden llevar a infecciones o incluso, a pérdida de dientes.
