Por David Pérez Arce
Debido a las condiciones ambientales que ofrece el desierto chileno, donde las temperaturas llegan a los 28 grados en invierno, cada planta produce hasta 20 kilos, cuya característica es una uva con gran concentración de azúcares, debido a la intensa radiación.
“a diferencia de lo que sucede en la zona central, donde las estaciones son bien marcadas, que exista sol durante todo el año implica que se deben cortar hojas para que puedan soportar las bajas temperaturas en las noches de invierno, que significa estresarlas para que bajen su producción y se obtenga mejor calidad de uva”.
Tras un estudio que partió en 2003, un grupo de investigadores de la Universidad Arturo Prat, verá este año los avances más importantes de su trabajo, ya que en abril terminarán con los trámites para inscribir en el Servicio Agrícola Ganadero la Cepa Tamarugal, una variedad única a nivel mundial que estuvo más de 100 años oculta en la pampa.
Las muestras rescatadas fueron contrastadas con más de 7 mil variedades en todo el mundo, por el Instituto INRA de Montpellier, de Francia, lo que da cuenta del carácter único de este hallazgo, que la convierte en la primera cepa auténticamente chilena y que este año se comenzara a producir en forma industrial.






















































