Por David Pérez Arce
La espera en la llegada de Claudio Bravo, era la principal preocupación del plantel de la selección chilena de futbol era la del capitán del equipo.
Es que la situación, en esta oportunidad era diferente a lo que se vivió en antaño, cuando se preparaban para hacer frente al compromiso de la disputa de la Copa América en casa, donde en el asunto del premio no fue mayor problema, pues hubo promesas, las que no se cumplieron por parte de la directiva de la ANFP.
En esta ocasión, con las cartas sobre la mesa, Bravo como capitán debía escuchar con atención la realidad que se vive en el futbol actual.
Había más interés, en el resultado de esta conversación que en el encuentro frente a México, aunque este también era interesante.






















































