Desde el 11 al 20 de julio, jóvenes de la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica de Chile viven sus vacaciones en distintas comunas de la región de O’Higgins como un tiempo para servir.
Con espíritu de servicio, motivados por la fe y con el anhelo de tender puentes donde más se necesitan, 326 voluntarios de los proyectos Trabajo País, Siembra y Coro Misión País iniciaron sus misiones y trabajos de invierno en Peralillo, Litueche, Santa Cruz, Pichilemu, Placilla, Requínoa y Chépica. Estos forman parte de cerca de 1.500 jóvenes, universitarios y secundarios, que desde el 11 al 20 de julio comparten vida, construyen comunidad y anuncian la esperanza de Cristo en 48 localidades de Chile.
El envío de los misioneros, el pasado 11 de julio, estuvo marcado por una eucaristía celebrada en la Iglesia del Sagrado Corazón del campus San Joaquín UC en Santiago, y presidida por el Pbro. Osvaldo Fernández de Castro, Vice Gran Canciller de la UC, quien motivó a los estudiantes a entregarse con generosidad.
En la ocasión, el Pbro. Jorge Merino, Capellán Mayor UC, señaló: “El Papa Francisco, este año nos invita al año del jubileo que es el año de la esperanza. Y nos dice, hay esperanza porque Jesucristo es la esperanza. Esa es nuestra energía. Y creo que ustedes hoy día nos están demostrando eso”. Y luego agregó: “Ustedes nos devuelven la esperanza de que sí vale la pena darse a los demás. Esta no es una fiesta solamente para ustedes. Es una fiesta para nuestra universidad: que tantos jóvenes quieran darse a los demás”.
“Hoy día el Señor nos está enviando a cada uno de nosotros. Y el Señor nos dice: María, Juan, Andrea, Fernanda, Sofía: Tú, anda a consolar. Tú, anda a construir. Tú, anda a compartir con los demás. Tú, anda a aprender de tantas personas que han abierto su corazón. Y Jesús cuenta con cada uno de nosotros”, indicó el sacerdote.
“Durante estos 10 días tenemos el deber de dar lo mejor de nosotros mismos para compartirlo con los demás. Y eso es lo que vale la pena. Esa es la vida que queremos vivir. Y eso es lo que nos devuelve la esperanza”, recalcó.
Jóvenes que iluminan la realidad
Cada uno de los proyectos —Trabajo País, Siembra UC y Coro Misión País— es coordinado por un equipo voluntario de estudiantes de la UC que, durante un año, se hacen cargo de liderar las iniciativas, ultimando los detalles para que se efectúen correctamente. Además, entregan los lineamientos respecto al espíritu que moviliza a cada grupo de voluntarios.
Así, con mochilas, bolsos, materiales y herramientas de construcción, cada iniciativa partió a diferentes zonas de la región: Chumaco, Chépica, Auquinco, Lo Moscoso, La Villa, La Granja, Pulín, Yaquil, San Miguel y Espinillo.
Trabajo País es el encargado de construir espacios de encuentro con las comunidades, tales como capillas y salones parroquiales. Cristóbal Peirano y Blanca Ruiz-Tagle, coordinadores de Trabajo País, dijeron a los jóvenes: “Queremos invitarlos a vivir esta experiencia desde lo que cada uno es y tiene para entregar. Atrévanse a ser testimonio vivo de esperanza, ser testimonio de una alegría genuina y del regalo que nos da Dios de poder servir a los demás”.
Misioneros a través de la música y la evangelización
El Coro Misión País se sumará en diferentes zonas para aportar con su canto y así ayudar a tener instancias de oración y reflexión más inspiradoras. María Gracia Necochea y José María Correa, coordinadores del proyecto, expresaron: “El Coro Misión País, como lo dice la palabra más importante que está en este proyecto, es la misión. Somos un coro misionero. Su gran valor está en el poder de la misión, el poder de dar a Cristo a través de la música”.
Escolares de distintos colegios del país se unirán a las actividades a través de Siembra UC, durante un fin de semana en julio y otro fin de semana en agosto. Esta iniciativa nació en 2003 con la intención de unir a los estudiantes de III° y IV° medio con los universitarios, para trabajar juntos por Chile y la Iglesia.
Los coordinadores de Siembra UC, Matías Cruz y Amelia Alarcón, señalaron: “Queremos invitarlos a vivir estos días de una forma diferente, invitarlos a salir a este encuentro desde el amor, a no temer a encontrarse con Cristo, a vivir la experiencia de fe con el resto, como hermanos en la fe, con el anhelo y la esperanza de caminar todos juntos hacia el cielo”.