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El Anteproyecto de la Norma de Olores y su impacto en la Región de O’Higgins

 

El 22 de julio de este año, se publicó en el diario oficial el Anteproyecto de la norma de olores, que será la primera en Chile de este tipo y que tiene que ver principalmente con la regulación de olores provenientes de la industria porcina. La producción porcina genera problemáticas ambientales que no solo afectan el suelo, el agua, sino particularmente el aire, generando una problemática de calidad del aire por emisión de olores, gases y polvo. Los malos olores son provocados por distintos compuestos entre los que destacan: el amoniaco (NH3), los compuestos orgánicos volátiles (COV) y el sulfuro de hidrógeno (H2S). Los principales olores provienen de los purines de cerdo, que es la mezcla de orines y excretas del animal.

 

 Éstos son tratados mediante sistemas de tratamiento, con separaciones de líquido y sólidos, a través de estanques de homogenización, lagunas y canchas de compostajes. Estas dos últimas formas de tratamiento han generado molestias en los vecinos ya que por mucho tiempo se hicieron al aire libre, sin medidas adecuadas para el control para vectores y olores, tal es el caso de las canchas de compostaje, dado que el compost de cerdo presenta altas concentraciones de nitrógeno y fósforo, ha dañado significativamente la calidad de los suelos y aguas (tanto superficial y napas freáticas), lo que ha afectado la calidad de vida de las poblaciones aledañas, principalmente las del secano costero de nuestra región.

 

Hay que destacar que existen planteles que han implementado tecnologías para disminuir los olores, a través de biodigestores o encapsulando las canchas de compostaje, lo que ha mejorado la calidad del aire de las zonas que antes estaban afectadas. Nuestra región de O’Higgins alberga un 40% del total de los planteles porcinos que existen en Chile, por ello algunos sectores son reconocidos “olorosos”, tal es el caso de la Comuna de la Estrella, el sector de Valdevenito en Las Cabras, Los Lagartos en San Francisco de Mostazal, Apalta en Rengo, entre otros sectores.

 

Lugares donde incluso se han formado mesas ambientales para enfrentar la situación de olores molestos, donde participan la comunidad, las autoridades competentes y los gobiernos locales. Uno de los principales problemas que afecta la industria porcina es que aún existen planteles que no se han sometido voluntariamente al Sistema de Evaluación Ambiental (SEIA), acogiéndose al sentido que las leyes no son retroactivas y por ello su funcionamiento existe desde mucho antes que entrara en vigencia el extinto Decreto Supremo 30 de año 1997, que fue el primer Reglamento de Ingreso al SEIA, ante esto, al no tener Resolución de Calificación Ambiental (RCA) vigente, la fiscalización recae en el SAG y no en la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA).

 

Esta norma, al entrar en vigencia, el cumplimiento recaerá en la fiscalización por parte de la SMA, y las sanciones serán realizadas a través de los Tribunales Ambientales, ante esto, los planteles “olorosos” deberán invertir en mejores tecnologías para asegurar su cumplimiento. Otro tema importante de señalar son los instrumentos de planificación territorial, ya que los planteles de cerdo deben estar ubicados en zonas IV o zonas industriales, catalogadas como industria molesta, para así hacer máximas las exigencias, ya que aún existen planteles ubicados en zonas I y II, que son lugares considerados como habitacionales.

 

El anteproyecto de esta norma se aplaude, su trabajo comenzó en el 2015 y hoy está ad portas de hacerse realidad. Ahora la sociedad civil debe participar y opinar, aún más aquellas que son afectadas día a día con la presencia de vectores y olores molestos. Esperemos pronto pueda entrar en vigencia y con ello brindarles una mejor calidad de vida a los habitantes afectados de Chile y principalmente nuestra región de O’Higgins.

 

Giovanna Amaya Peña

MBA en Gestión y Master en Gestión y Auditorías Ambientales.

Docente Escuela de Agronomía y Veterinaria Universidad de O’Higgins

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