A los 25 años, con un título universitario y un sueldo que apenas cubre lo básico, independizarse en Chile es un sueño lejano. Los arriendos disparados, el desempleo juvenil y subsidios insuficientes atrapan a miles de jóvenes en casa de sus padres. Según la Encuesta Nacional de Juventud (INJUV) 2022, el 71% de los menores de 30 años vive con sus familias, y la edad promedio para emanciparse subió a 27 años.
Postpandemia, esta “generación allegada” enfrenta una crisis que combina precariedad económica y un déficit habitacional de 552.000 hogares (Casen 2022). Sin embargo, hay salidas: más vivienda social, empleos formales para titulados y, como vía clave, el emprendimiento para generar ingresos múltiples, un consejo práctico que mi abuelo, empresario alemán en Valparaíso, siempre destacó.
En Santiago, arrendar un departamento de un dormitorio cuesta unos $550.000 mensuales en promedio, un 15-20% más que en 2023, según el Minvu. En regiones como Biobío, el precio subió 5,2% en 2024, alcanzando $570.000 según Houm. Estos valores superan el 30% de asequibilidad recomendado por la ONU, asfixiando presupuestos. El Censo 2024 del INE muestra que el 50% de los hogares chilenos tienen allegados, principalmente jóvenes. En Santiago, el 47% de los menores de 35 dependen de sus familias para vivienda (PUC, 2023).
Desempleo juvenil crónico
El desempleo agrava la crisis. Para titulados universitarios, el panorama es desolador: 17,1% está desempleado por falta de experiencia o empleos precarios (U. de Chile). Fundación Sol (2024) reporta que un millón de profesionales trabajan en áreas no relacionadas con sus estudios, con empleos informales sobre el 35%. En regiones, el desempleo juvenil roza el 18% (INE), y el 35% de los jóvenes de 25-34 años no logran independizarse. La pandemia dejó un déficit de 278.000 empleos (OIT-Cepal), con los jóvenes más afectados. Esto reduce ahorros y perpetúa la dependencia familiar.
La precariedad laboral impulsa el emprendimiento. En 2024, el 15% de los emprendedores chilenos son menores de 30 años, y el 60% inició por necesidad económica (Corfo). Plataformas como Mercado Libre o redes sociales permiten generar ingresos con baja inversión: el 40% de los microemprendedores obtienen entre $200.000 y $500.000 mensuales (U. de Santiago, 2023). Crear contenido digital, vender productos personalizados o dar clases online son opciones viables. Programas como “Semilla Inicia” de Corfo entregan hasta $15 millones, apoyando a 1.200 jóvenes en 2024, con un 70% logrando ingresos estables tras un año. Esto diversifica ingresos y reduce la dependencia de empleos formales inestables.
Subsidios y políticas insuficientes
El subsidio DS1 para sectores medios cubre hasta 550 UF, pero exige ahorros y créditos hipotecarios, inalcanzables para muchos. En empleo, se necesitan incentivos fiscales vía Sence para contratar jóvenes sin experiencia y programas de formación dual. La OIT propone subsidios de $50.000 mensuales para el 40% de jóvenes vulnerables, lo que podría reducir la desocupación en 5 puntos. En emprendimiento, ampliar fondos como “Capital Abeja” de Sercotec, es clave.
Sin acción, la “generación allegada” seguirá atrapada, con impactos en salud mental (25% reportan estrés por vivienda, ENJ 2022) y economía (pérdida del 2% del PIB por baja movilidad laboral). Chile puede romper este ciclo con viviendas accesibles, empleos formales y apoyo al emprendimiento. Tu futuro empieza en casa, pero un emprendimiento puede ser la llave para salir.
Felipe Oelckers
Director Ingeniería Comercial
U. Andrés Bello, sede Viña del Mar




















































 
								
				
				
			


 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				