Por David Pérez Arce
Cuando nació el movimiento de Scout en el mundo, esta iniciativa prendió rápidamente en el sector escolar, donde los profesores se fueron involucrando, permitiendo con ello una educación cívica a los jóvenes a muy temprana edad.
En los campamentos mineros de la Braden Cooper, especialmente en: Coya, Caletones y Sewell prendió con mayor rapidez. Florecieron las Brigadas que tenían como principal objetivo, la vida al aire libre con un respecto hacia el medio ambiente.
Las brigadas de Scout de Sewell llegaban a Rancagua, desfilaban por las calles de la ciudad, recibió el aplauso de quienes veían con especial simpatía este tipo de educación.
Se fue mas allá, de ir a conocer lugar y acampar al aire libre algunas horas. Se crearon las Bandas con instrumentos clásicos: Trompetas, flauta, cajas y un bombo, este último elemento marcaba el compas.
Aquella banda de Sewell se fue prolongando el tiempo y fueron varias las generaciones de niños que formaron parte de ellos, lo que recuerdan con especial cariño.
Si el campamento de Sewell fue declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, aquella banda de estudiantes también tiene historia.
En efecto, los actuales integrantes, todos varones adultos mayores, es increíble como conservan su alma de niño y mantienen viva esta actividad. No hay acto público, donde estén quienes nacieron en el campamento minero, que soliciten la presencia de “su banda de scout” y ellos con viril energía siguen cumpliendo su misión voluntaria.
Lo que no se sabe por el momento, como estarán celebrando los 100 años de existencia de esta tradicional agrupación.
