Por David Pérez Arce
Un hecho histórico, de extraordinaria trascendencia, que no es valorado en su justa dimensión, fue el “honor concedido a Rancagua, por el Director Supremo de la Nación Don Bernardo O’Higgins” que entregamos a nuestros lectores al conmemorarse los 200 años de la batalla de Rancagua:
“La antigua Villa de Rancagua se ha hecho digna de la más alta estimación, así porque fue víctima de la ferocidad española, sufriendo por más de tres días los estragos del fuego, del cuchillo y del pillaje en la fatal jornada del 1 de octubre de 1814, como por los demás sacrificios que experimentó en la subsecuente dominación tiránica; y que le sirvieron de estímulo para aumentar su entusiasmo y virtudes cívicas, como lo ha acreditado constantemente después de restablecido el Estado a su Libertad. En esta atención he mandado expedirle esta carta, para la cual declaro, que la Villa titulada Santa Cruz de Triana, Capital del Partido de Rancagua, en premios de los expresados sacrificios y méritos contraídos, puede y debe de hoy titularse la muy leal, y nacional ciudad de Santa Cruz, Capital del Partido de Rancagua. Sus armas serán: un escudo, orlado con dos ramos de laurel, y en ese centro un fénix renaciendo de sus cenizas, y sosteniendo con su garra derecha el árbol de la libertad. El campo del escudo será rojo, que ha costado a Rancagua su celebridad; y el color emblemático de la sangre, que ha costado a Rancagua su celebridad; y el lema que circuirá el fénix será el siguiente: Rancagua renace de sus cenizas porque su patriotismo la inmortalizó. Archívese un ejemplar de esta carta en el Archivo del Ilustre Ayuntamiento de esta Capital, y circúlese orden a los pueblos del estado, haciéndoles saber la gracia conferida. Dada en el Palacio Dictatorial de Santiago de Chile a 27 de Mayo de 1818, firmada de mano, sellada con el sello de Estado en el Departamento de Gobierno.
BERNARDO O’HIGGINS – ANTONIO JOSÉ DE TRISARRI- S.E. confiere el título de Ciudad a la antigua Villa de Rancagua.