Una vez más en el sur del mundo, los días maravillosos, un sol que brillaba con tanta fuerza que diera paso a vivir los colores de la naturaleza en todo su esplendor. Las Torres del Paine imponentes, con ganas de escalarlas (sólo las ganas), los Cuernos del Paine jugando con las nubes, Estrecho de Magallanes nostálgicamente maravilloso, todo el sur del mundo frente a mis ojos.
Esta vez lo disfruté, gran parte por las condiciones meteorológicas, el grupo humano con el que viaje y sobre todo la disposición a lo positivo, el querer pasarlo bien, disfrutar a cabalidad, mirar siempre positivo el día, resultado final… un viaje al fin del mundo para guardar en el rincón de los recuerdos, lleno de sorpresas!
Una de las sorpresas, la buena gastronomía. Anteriormente había experimentado el rico cordero patagónico y la merluza austral, pero esta vez me dieron un dato, sin dudarlo lo visité… La mesa grande, masas, pizzas, todo muy rico. Un lugar acogedor, sencillo sin mayores aspiraciones que una rica comida con valores normales, con porciones grandes, pero como nada apremiaba, puedes comer lentamente disfrutando el pedido, saboreando al máximo las mezclas de productos y descubriendo nuevos sabores. Lo único incomodo para quien gusta mucho de las ensaladas es la escasez de estas, provocado por las distancias, pero nada que no tenga solución, (pero es entendible).
La decoración tiene lo justo para hacer del lugar un espacio amable, cálido y acogedor. Con una mesa grande donde todos comparten, diferentes nacionalidades, lugareños, acompañado por una buena atención del personal. La cocina a la vista, donde lo que se prepara esta mágicamente siendo visto por los comensales, al ingresar te espera un olor envolvente que te da la bienvenida al pasar la segunda puerta, pues en el sur se acostumbra la doble puerta, la primera para atrapar el frió y el viento, la segunda para ingresar al calor del lugar a visitar, una vez dentro el espacio este se encuentra temperado, con aromas de diferentes especies, masas horneadas y un fuego que arde en espera de las pizzas para derretir el queso y ser parte de los aromas del interior.
Si te encuentras en la plaza de Punta Arenas, a una cuadra puedes tomar un rico vaso de leche con plátano, con el dulzor necesario (no espesa como me gusta), pero con buen sabor, junto a ello unos choripanes, que no tiene relación con lo conocido, estos son unos mini-sándwich con una pasta que no alcance a probar, pues el lugar tiene mucha demanda… será para la próxima, estoy segura.
En fin son muchos los lugares para ingresar a comer y compartir tanto en Puerto Natales como en Punta Arenas, la belleza natural de estos lugares se complementa con la buena gastronomía, la calidez del gente, unido al querer disfrutar lo que se está conociendo, lo que se esa visitando, la actitud es muy importante, debes viajar con ganas de pasarlo bien, teniendo presente que en los parajes del sur del mundo las distancias y las cocciones meter lógicas te pueden sorprender… todo puede acontecer en el sur del mundo!
¿Qué eliges, cordero, centolla, masas o tienes otra sugerencia?
Clo
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