Muchas veces cuando cruzamos la puerta de nuestro futuro empleador, el destino ya lo tenemos marcado, en este sentido la frase “la primera impresión no tiene una segunda oportunidad” cobra vital relevancia a hora de ir a una entrevista laboral.
Se dice que en los primeros 5 segundos nuestro “Jefe” ya sabe si estamos contratados o no. Podemos culpar a nuestra suerte o al azar, pero debemos tomar conciencia de lo que nuestro cuerpo comunica en ese momento: Una apariencia desgarbada y poco aseada muchas veces no tienen la fuerza del convencimiento más allá del currículum. El denotar seguridad y confianza en uno mismo es la fórmula perfecta para que seamos parte de un futuro equipo de trabajo, es así como existen algunos aspectos que siempre nos ayudarán cuando nos enfrentemos a este tipo de situación.
En primer lugar cuidar la apariencia personal evitando caer en errores (independiente del tipo de trabajo a realizar) tales como: En los hombres barba sin afeitar, uñas sucias, cabello despeinado o sucio, ropa sin planchar, mal aliento, zapatos sucios. En relación a las mujeres faldas extremadamente cortas, escote pronunciado, pantis brillantes, blusas transparentes, exceso de maquillaje o uñas mal pintadas. En relación a este punto es importantísimo en ambos sexos privilegiar siempre la limpieza e higiene personal.
En segundo lugar evitar gestos que denoten impaciencia, nerviosismo o aburrimiento, tales como: tronarse los dedos, golpear los dedos contra el escritorio, morderse los labios, rascarse excesivamente, tocarse el cabello de manera constante, mover incesantemente los pies y las manos, morderse las uñas, tomarse la cara con las manos y también mirar el reloj o la ventana de manera continúa.
Para evitar esto debemos mantener una actitud tranquila y relajada, practicar algún ejercicio de respiración antes de entrar a la entrevista, como también se recomienda mirar a los ojos cuando se habla, ya que a través del contacto visual proyectamos franqueza y honestidad con nuestro interlocutor.
Finalmente sabemos que nuestros años de estudio y nuestro esfuerzo por llegar a esta etapa deben valer la pena, así que no desperdiciemos esta oportunidad de mostrar lo mejor de nosotros mismos.
María José García Martínez
Directora Centro de Aprendizaje
Universidad Santo Tomás