Felices han vuelto los que fueron a Finlandia, país que fue pobre y que hoy es rico, donde la educación funciona. En 1980 su ingreso per cápita (ppp) era de US$ 9.000 y el de Chile US$ 2.500, hoy llega a US$ 45.000 y el nuestro a US$ 22.000.
Hemos acortado la distancias, pero en materia de distribución del ingreso, la de Finlandia era 0,38 en 1980 (Gini) y ahora 0,28, la nuestra mejoró de 0,58 a 0,48 (bien medida). Ahí yace la gran diferencia. La reforma educacional iniciada a fines de los 70 ha hecho posible la educación gratuita desde el jardín infantil, incluyendo textos, transporte, salud y alimentación para los estudiantes. La enseñanza de la pedagogía es de calidad y la carrera docente de gran prestigio dado el nivel que se les exige.
En Finlandia no hay problemas de segregación, ni de exclusión, porque no hay grandes diferencia en la distribución del ingreso alcanzada con un crecimiento económico acelerado y la gran inversión en capital humano: buena educación pre escolar que “iguala el piso”, buenos pedagógicos, profesores bien remunerados y socialmente prestigiados. Un país cuya principal actividad económica estaba ligada a la silvicultura fue pionero en la telefonía celular. Jamás ocurriría esto en Chile.
Nuestro gobierno cree que eliminando el derecho a obtener lucro, la selección y la subvención resolverán los problemas. Falso, porque esos son los efectos y no la causa. A manera de ejemplo, el proyecto actual quiere igualar por abajo. No contempla que todos los niños de Chile asistan al jardín infantil, lo que demanda una inversión que sobrepasa lo que la reforma tributaria aportará y es de largo aliento. Hay 1,5 niños en esa edad pero sólo 800.000 lo hacen. Para lograr el 100% se requiere construir 20.000 jardines nuevos y 40.000 nuevos parvularios. Actualmente hay 15.000 e ingresan anualmente sólo 3.300. Tomará 10 años.
20.000 nuevos parvularios significa invertir US$2.000 millones y un gasto anual adicional de US$1.000 millones en educadores de párvulos. Esto es lo que garantizará la inclusión inicial.
En cuanto a la calidad del profesorado es de responsabilidad de las universidades que nada han hecho al respecto. Solo se ha postergado la prueba Inicia porque en la última sólo concurrió el 20% y el 60% tuvo un resultado insuficiente. El estado debería condicionar los aportes a sus universidades a la modernización de los Pedagógicos e implantar el College entre el segundo medio y la universidad, algo que los alemanes hicieron en el siglo XVII.
El tercer problema es la calidad de la educación municipal también ausente en el proyecto, tanto su costo en infraestructura como en la remuneraciones del profesorado.
La plata está. La venta de Codelco, TVN, Banco Estado, Enap, Enami y otras empresas menores que no están en la esfera de bienes públicos, rendiría más de US$180.000 millones, el doble del presupuesto fiscal.
Javier Fuenzalida A.
Profesor, Universidad Finis Terrae