Nuestro país vive un verdadero tsunami digital, una demanda de las personas y de las diversas organizaciones e instituciones por datos y servicios de telecomunicaciones que crece como la espuma y no se va a detener.
Este hecho debiera llevar a todos los actores, tanto públicos como privados, y la sociedad civil en su conjunto, a pensar en grande, para a lo menos alcanzar el promedio de las naciones más avanzadas en esta materia. Ello implica dar conectividad a todos los chilenos, una herramienta fundamental para democratizar la sociedad y dar igualdad de oportunidades.
A junio de este año, Chile alcanzó el 56% de penetración de accesos a internet por cada 100 habitantes, con 9,9 millones de accesos. De estos, el 75,8% son móviles, principalmente smartphones. La telefonía móvil alcanzó un total de 23,4 millones de aparatos activos y una cobertura del 95% del territorio nacional habitado.
Las personas con acceso a estos servicios han visto facilitada su vida diaria, mejorado su relación con sus familias y seres queridos; su participación en movimientos y causas de todo tipo; y en el ámbito laboral, la movilidad ya es un hecho que seguirá aumentando, al igual que internet de las cosas.
La digitalización de la actividad humana permite mejorar la atención de salud, la educación, la gestión del medio ambiente y de los territorios. En definitiva, mejora la calidad de vida de las personas.
La industria de telecomunicaciones chilena ha venido invirtiendo sobre los US$ 2 mil millones durante los últimos años en la ampliación de la infraestructura, en la capacidad de las redes, en la cobertura territorial, en mejorar el servicio a los clientes y en importar los mejores terminales disponibles en el mercado mundial.
Sin embargo, se requiere mantener este ritmo a largo plazo y hacer un esfuerzo aún mayor. Esto ha motivado a la industria a proponer una alianza público-privada cuya meta es igualar en los próximos 10 años (2024) la inversión que se ha realizado en los últimos 25 años, a objeto de alcanzar el promedio de los países OCDE. Estamos hablado de que la industria podría invertir US$ 22 mil millones en una década, situando a las telecomunicaciones como uno de los sectores productivos más importantes del país.
En el mismo sentido, corresponde valorar la decisión del Consejo de ministros del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones (FDT) y, en particular, el empuje de la Subsecretaría de Telecomunicaciones para iniciar los procesos de licitación que permitan implementar otras 350 zonas de acceso público gratuito a internet en nueve regiones, y en la elaboración del estudio para construir una carretera de fibra óptica entre Puerto Montt y Punta Arenas. A ello debemos agregar el fortalecimiento institucional y robustez económica del FDT para acometer proyectos de mayor envergadura.
En resumen, el camino del sector telecomunicaciones es claro y debe ser tratado como una meta país: desarrollar una carretera digital de alta capacidad para conectar a todos los chilenos y chilenas por igual, tal como hace dos décadas el país se propuso construir carreteras de hormigón que sacaron del aislamiento a numerosos pueblos, ciudades y comunas de nuestro territorio.
Guillermo Pickering de la Fuente
Presidente ejecutivo
Asociación de Telefonía Móvil, Atelmo