Por David Pérez Arce
Una de las enseñanzas que aprendimos desde niño, es como en la noche de Navidad, una estrella iluminó en belén, un modesto pesebre, donde fue recibido Jesús, quien acariciada por su madre, María, amparado por su padre, José, recibió las primeras muestra de cariño, que depositaron a sus pies, los pastores de Belén.
Fuimos aprendiendo, desde nuestros primeros años de vida, que en Navidad, recordamos el nacimiento de Jesús, cada uno de nosotros debe entregar una cuota de amor y de cariño, que es el símbolo de la cristiandad que se hace extensivo en todos los hogares.
Para que en cada uno de los hogares de nuestros lectores, que esta noche, esa estrella colocada en el árbol de pascua, donde se ha depositado los regalos, ilumine nuestros corazones en un momento de recogimiento, elevemos nuestras sanas intenciones y deseos, para que el manto de esta noche nos abrigue con su paz y deseos de fraternidad a nuestro país y al mundo entero.