Si se nos pidiera a todos los adultos que hiciéramos un recuerdo de nuestros mejores días que hemos vivido, no cabe duda alguna que muchos recordaran alguna noche de navidad, con ese regalo soñado que tuvimos en nuestras manos, con el que disfrutamos tantos y bellos días.
Me quiero detener en algo, el solo anuncio que se acerca navidad, el sentido de la vida cambia. Nosotros, como seres humanos, tenemos un cambio que es interesante. Como la navidad es amor, es entregar afecto, buscamos lo mejor que tenemos, en nuestro sentimiento, para ofrendarlo como una muestra sincera de cariño.
Los niños ya terminaron su año escolar y buscamos el mejor regalo para mostrar nuestra satisfacción por su labor cumplida, si fue exitosa, mucho mejor.
Es que durante los días previos a navidad, como que dejamos de lado las cosas desagradables, una de ellas, la crítica y todo lo vemos con el prisma de la tranquilidad y la paz, como que nos encontramos con el lado grato de la vida.
Si nos propusiéramos, regalar abrazos, sonrisas y buenos deseos a todos quienes conviven a diario con nosotros, estaríamos ganando algo para nosotros. El reencontrarnos con lo mejor que tenemos, es sentido de fraternidad que nunca debiéramos alejarlo de nuestro lado.
Si nos proponemos, bien podemos salir de paseo por las calles de nuestro barrio, incluso llegar hasta la Plaza, nuestro principal paseo público, y allí, deleitarnos al observar las caras llenas de alegrías de muchos niños, los rostros alegre de los adultos, que aparecen como por arte de magia durante estos días.
Si vamos a ese encuentro, le aseguro que esa paz interior, nos hará pasar a cada uno de nosotros, una Nochebuena en la que incluso podemos soñar, que tendremos días mejores.
David Pérez Arce
Periodista
