¿Cómo los chilenos seguimos recordando el infortunado penal del Año 82¨? ¿Estará íntimamente albergado en nuestra cultura el no aprender de los errores?, ¿será que pierde sentido todo el esfuerzo anterior después de un tropiezo? Nos cuenta enmendar, la cultura oriental en vez de decir ¡¿pero cómo?! Indica ¿qué aprendiste?
Muchos de los estudiantes que ingresan a la educación superior sienten que después de la primera nota reprobada es una sentencia y la sensación de fracaso se hace evidente, de hecho es la razón por la cual muchos alumnos desertan en el primer año, e incluso en el primer semestre.
Como destino fatal se presenta la reprobación, la razón de esto radica en que muchos de los estudiantes no lo consideran como un aprendizaje, si no como un dictamen.
Los psicólogos educacionales señalan a que aprendemos por ensayo y error, pero esto muchas veces no lo aplicamos, según el diccionario de la RAE define deserción como: “Abandonar las obligaciones o los ideales”. Cuando analizamos esta frase recién tomamos el peso a renunciar a aquello que creemos que será bueno para nosotros, que veíamos como una meta. Podemos variar las técnicas, cambiar la fórmula, pero sobre todo hay que planificar el estudio. Es decir no acumular el trabajo por hacer en un solo día en la semana, esto hace que prontamente olvidemos aquello que intentamos que nuestro cerebro esté obligado a aprender, en este punto se recomienda establecer un horario de estudio que se distribuya a través de la semana, esto favorece el aprendizaje en términos de procesos mentales y memoria a largo plazo. Finalmente como dice Einstein “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”, a veces hay que evitar culpar a la mala suerte si usamos la técnica de estudio incorrecta.
María José García
Directora Centro Aprendizaje
Santo Tomás Rancagua