El presidente de la Cámara de Diputados en su cuenta sostuvo que “La ciudadanía sigue confiando en nosotros”. Falso, ver las encuestas. El presidente del Senado remató afirmando que la crisis no es culpa del parlamento. Falso. Lamentablemente, los hechos no son nuevos y han venido demostrando lo contrario. El parlamento no es como la mujer del César.
La prensa ha informado en su oportunidad que el parlamentario Girardi fue sorprendido hace algunos años enviando cientos de cartas particulares con cargo a gastos del parlamento. Que el parlamentario Navarro se accidentó mientras paseaba por la nieve y alegó que era de carácter laboral para que el gasto lo pagara el asegurador. Que el parlamentario Bianchi está siendo procesado por fraude al fisco por arrendar por cuenta del parlamento, a un alto precio fuera de mercado, una propiedad a una pariente. Que no pocos parlamentarios han incurrido en gastos fraudulentos con cargo a las asignaciones parlamentarias. Que en los últimos meses otros tantos han sido sorprendidos percibiendo dinero para campañas políticas al margen de la ley y eventualmente habrán cometido un fraude tributario. Es lo que tiene indignado a los ciudadanos. Lo que se suponía que eran casos aislados ahora resultan ser una conducta impropia generalizada. En el lenguaje de la izquierda, el parlamento ha perdido legitimidad.
Pero se siguen descubriendo actos inmorales. Los parlamentarios que viajan al extranjero recibían un viático que sólo corresponde cuando se encuentran en el país ejerciendo su labor legislativa. En el lenguaje en boga, Viáticos Ideológicamente Falsos. Quienes andaban en el extranjero sabían que estaban recibiendo un dinero como si estuvieran en Chile, algo que no correspondía, aunque fuera autorizado por la administración del parlamento. En todo este tiempo guardaron culposo silencio, nadie dijo que era un error y que había que devolver el dinero. Ahora algunos pocos han corrido a devolverlo y le echan la culpa a un administrativo.
Los parlamentarios ingleses tienen una única remuneración de $6 millones mensuales. Los nuestros $ 6,5 millones más otras rentas elusivas de impuestos por $14 millones. Los senadores $9,1 millones más una renta elusiva de impuestos de $18 millones. Ya no somos los ingleses de América Latina. Como si fuera poco, trabajan menos de 136 días al año contra 220 de los demás chilenos. Un abuso. La pomposa cuenta de hace algunos días evitó referirse a las rentas señaladas (ver comparación con Inglaterra), a eliminar el feriado distrital, trabajar 220 días al año, vacaciones de 15 días hábiles anuales, trabajar en el parlamento 1.760 horas anuales, declaración patrimonial en valores de mercado propias y familiares, acabar con las asignaciones, etc. Al parecer el tintero tenía poca tinta.
No pocos se preguntan si amerita una renuncia colectiva de todo el parlamento y convocar a nuevas elecciones sin que los actuales puedan reincidir.
Javier Fuenzalida A.,
Profesor, Universidad Finis Terrae
