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Recursos para la previsión

(columnajavier)

¿De dónde obtener recursos para mejorar las pensiones básicas? La frágil memoria olvida aspectos esenciales del actual sistema. Una persona tiene varias opciones para ahorrar financieramente. Puede hacerlo en valores financieros como acciones, bonos, depósitos a plazo, fondos mutuos, seguros, etc. de los que percibe dividendos e intereses que deberá declararlos para efectos del pago del impuesto de renta. Previamente la sociedad emisora declaró y pagó el impuesto de primera categoría por las utilidades posteriormente distribuidas a sus socios o accionistas. De ahí que estos últimos, al hacer su propia declaración, deben restar esos impuestos ya pagados. Es el crédito por impuesto de primera categoría. De otra manera el fisco estaría cobrando dos veces por una misma renta. Un fondo de Pensiones es un mandatario de los ahorrantes para que les administren las inversiones que generarán las futuras pensiones. El cotizante le entrega sus ahorros que quedan registrados en su cuenta personal al igual que los intereses y dividendos que producen esas inversiones pero, esta vez, sin recibir el crédito de primera categoría como sucede cuando el ahorrante actúa en forma directa o a través de un fondo mutuo. Los fondos de pensiones han estado reclamando desde hace años por esta anomalía y el estado se ha hecho el sordo, apropiándose de recursos que no le pertenecen. La asociación de AFP en 2004 calculó a cuánto ascendía esta apropiación indebida del fisco. Actualizando esas estimaciones debidamente capitalizadas a diciembre pasado se llega a US $ 4.500 millones de dólares, un cuantioso capital que de no devolverse incidirá negativamente en el monto de la pensión de los actuales y futuros jubilados. Me temo que como ha sido habitual entre los ministros de Hacienda se recusará a restituir estos capitales sosteniendo, explicando, al igual que el Presidente Ejecutivo de Codelco “no hay un puto peso”. Sin embargo hay formas de hacerlo. Cuando se ideó el sistema de capitalización individual se buscó una fórmula para trasferir a las cuentas individuales los fondos que los imponentes tenían acumulado en sus cajas de previsión. Pero en el sistema de reparto esas cuentas son irrelevantes por su naturaleza de modo que se buscó una fórmula alternativa consistente en una declaración jurada donde se individualizó a sus empleadores y años de servicio lo que dio origen al bono de reconocimiento. Para no acogotar al fisco si devuelve ahora los US $ 4.500 millones que nos debe, el pago puede hacerse a los actuales pensionados en mensualidades en un período, por ejemplo, de cinco años para que los gocen antes de morir y a los nuevos pensionados, al momento de hacer efectiva sus pensiones como se hizo con el bono de reconocimiento. Hay además otra fuente. El DL 3.500 estableció que cada AFP debe crear una reserva, un encaje igual al 1 % del fondo que administra y que es parte de la comisión que cobran a sus cotizantes. El objeto es para pagar una compensación a los cotizantes cuando la rentabilidad de la cartera que administra es inferior al rango del promedio del sistema. Sin embargo esos recursos nunca se han utilizado por el efecto manada (las inversiones de los fondos son todas muy semejantes por lo que la rentabilidad promedio tiene una dispersión casi nula) producto de los márgenes establecidos por la autoridad. A la fecha hay aproximadamente US $ 1.750 millones en encajes que les generan a las administradoras US $76 millones anuales, sumas que podrían abonarse a las cuentas de los cotizantes. Además la supresión del encaje cuya rentabilidad hoy representa alrededor del 10 % de los ingresos del administrador, irá acompañada de la correspondiente rebaja de las comisiones cobradas.

 

 

Javier Fuenzalida Asmussen

 

 

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