“En Chile no dejan que los árboles crezcan, por eso necesitamos una política eficaz que los proteja”. Esa podría ser la frase que mejor define la situación del arbolado urbano en varias comunas y regiones del país, donde las podas han acabado con el follaje de cada especie, muchas veces reduciéndola a un tronco casi sin ramas.
Recordemos que los árboles son agentes medioambientales, generan oxígeno, disminuyen el calentamiento global en las ciudades, modelan el paisaje y son el hábitat de cientos de aves e insectos benéficos para nuestra sobrevivencia. Por lo tanto, no pueden ser considerados sólo elementos del mobiliario urbano que aportan un carácter estético.
Por otro lado, el valor del arbolado urbano es su activa vinculación con la dinámica de la naturaleza, sin embargo ello se ha ido perdiendo. De hecho en ciertas zonas sur de Chile, sorprende ver los bandejones centrales sin árboles y sólo con pastos, anulando toda identidad del imaginario y de la representación visual de los grandes paños de vegetación nativa.
Sería importante que los diseños paisajísticos de plazas, parques y espacios públicos se enfoquen en mantener la heterogeneidad y complejidad espacial a nivel de paisaje, ojalá con especies y floras nativas.
Por último, a nivel de instituciones públicas es urgente que las municipalidades potencien mejores condiciones en el cuidado y mantención del arbolado urbano, o bien que esta tarea sea supervisada por un organismo de mayor jerarquía como el Ministerio del Medio Ambiente.
Jadille Mussa C.
Directora
Escuela de Arquitectura del Paisaje
Universidad Central de Chile
