¿Puede el estado ser narcisista? No, porque es una categoría propia de personas: el amor que dirige el sujeto a sí mismo como objeto. Sin embargo esta conducta individual puede contagiar a grupos humanos que conviven a diario en virtud de la labor que desempeñan. Un conjunto de narcisistas. En el caso del estado ese conglomerado son los que ejercen el poder: presidente, ministros, subsecretarios, altos funcionarios, en total, según se dice son unos 900. Los de confianza del presidente de la república.
La ciencia y la tecnología ha producido la revolución de los medios que mantiene en contacto casi permanente a todo el mundo como es el internet, la telefonía celular y sus aplicaciones, twitter, whatsapp, facebook, youtube, instagram, linkedin, páginas web y millones de otras aplicaciones. Su utilidad no solo es poner en contacto a las personas para trasmitirse ideas, creencias, pensamientos, sino que además adquirir conocimientos y compartir informaciones sobre hechos, actos, sus explicaciones y repercusiones.
Hoy son millones los que usamos esta tecnología. En el medio laboral y en el educacional es particularmente importante por la cantidad y calidad de la información que de forma casi instantánea nos permite llegar a la fuente requerida y tener a nuestra disposición el material que buscamos para nuestras labores, investigaciones y estudios.
El estado también se ha incorporado a esta nueva realidad legislando su uso, entre otras leyes, la de transparencia, que obliga a los diferentes ministerios y sus reparticiones subir a su página web los actos administrativos que practican, ejecución presupuestaria, cumplimientos de metas, estudios, investigaciones y estadísticas que generan. De esa forma se cumple con la obligación de hacer pública su gestión, a menos que una ley específica determine que un acto pueda ser reservado.
Lamentablemente, las páginas web del estado son poco informativas sobre políticas importante de gobierno porque los espacios se copan con fotos del ministro, subsecretarios, funcionarios, sus curriculum, extracto de discursos pronunciados, viajes realizados, visitas recibidas, cocktails y celebraciones, anuncios irrelevantes y… por ahí, en el fondo de una sub página perdida, información últil para los ciudadanos, cuando existe.
La conducta narcisista de los responsables que ejercen el poder han hecho de las páginas web en una especie página de vida social o álbumes de fotos y videos de lucimientos personales. La página de hoy jueves de la presidencia publica una biografía de Bachelet. Aparece en 33 fotografías en la primera página incluyendo unas de su infancia y juventud. Una segunda sub página agrega otras más con el título de fotonoticias, una tercera titulada fotografías otra colección, a las que se suma una cuarta página de videos, en total 62 exposiciones por día, 22.630 en el año o 92.520 en su mandato. A todo este bombardeo visual se le agregan unos rectángulos con mensajes publicitarios y slogan informativamente inútiles. Estudios y datos estadísticos o no se encuentran o tal vez están relegados a una recóndita página difícil de llegar.
Los demás sitios de los ministerios son algo más sobrio, pero aparecen los ministros en todos tipo de poses, con y sin chaqueta, con y sin corbata, parados o sentados, solos o en grupo. Las informaciones, estadísticas y estudios de sus carteras hay que buscarlas con un submarino y se pierde valioso tiempo. Muchas veces con incomprensible atraso. El Consejo de Ministros que rechazó el proyecto Dominga se reunió hace más de un mes en una breve sesión, sin discusión ni análisis. El acta respectiva se ha demorado un mes en ser publicada. Al parecer la subieron con yunta de bueyes a la web.
Respecto del poder judicial, hay graves limitaciones para acceder a informaciones sobre procesos y fallos que son públicos. Si quien necesita tener acceso para saber el estado, el expediente o el fallo de un proceso y no tiene el número que lo identifica no se puede acceder a la información procurada. Para peor, frente a un requerimiento el juez responde por carta certificada con un lacónico “no ha lugar” sin mayor explicación. Nepotismo. Recientemente, un tribunal fue requerido por otro para que le enviaran varios tomos de un expediente y el primero respondió que no podía hacerlo porque habría que fotocopiarlo, de lo que se deduce que la documentación de los procesos se lleva en papel por temor que el documento digitalizado pudiera ser alterado, ignorando que el uso de la firma electrónica avanzada creada en una ley de hace 12 años atrás garantiza la veracidad del contenido de un documento u opcionalmente su encriptación.
En este mare magnum visual se distinguen algunas pocas instituciones públicas que no solo han respetado fielmente el objetivo informativo de sus páginas web, sino que además las presentan de manera “amigable” en un claro formato y disposición de sus contenidos. Solo para citar algunas dignas de copiarlas, la página del Banco Central, INE, SVS, SBIF, SAFP, TC, DIPRES. ODEPA, FNE El sitio del parlamento se salva por el formato y contendidos de la Biblioteca del Congreso. La Cámara de Diputados y Senado, como en la administración pública, caen en el vicio de las fotografías. El senado empeora las cosas no solo porque la información es insuficiente sino que además informa que es secreta, niega el acceso a los documentos elaborados por asesores de los senadores financiados con dineros del estado… que proviene de los contribuyentes.
Cuando estamos entrando de lleno a un nuevo paradigma, una nueva revolución industrial, o el Iot (Internet de las cosas), nuestro estado sigue en el siglo XIX, salvo excepciones y el uso del internet en lugar de informar a los ciudadanos, se ha convertido en un álbum fotográfico para satisfacer el narcisismo de los que ejercen el poder.
Javier Fuenzalida Asmussen
Tags asociados:
Click para comentar