Una nueva infraestructura educativa busca generar sensibilidad respecto de este valioso ecosistema, que recibe anualmente a más de 600 mil visitantes —superando al Parque Nacional Torres del Paine—, para así fortalecer su protección. La implementación de este proyecto se realizó con el apoyo de Fundación Ibáñez Atkinson.
Desde la selección de los temas a tratar hasta las imágenes talladas en dos arcos de madera ubicados a lo largo del Parque Punta de Lobos. Cada detalle de la nueva infraestructura educativa y de interpretación ambiental de este parque de la región de O’Higgins fue co-construido junto a la comunidad de Pichilemu, en una iniciativa implementada con el apoyo de Fundación Ibáñez Atkinson y que busca contribuir a proteger mejor este importante ecosistema del borde costero de nuestro país.
Llamado formalmente la Segunda Etapa de Elementos de Interpretación Ambiental, el proyecto consiste en tres paneles educativos ilustrados por Antonia Lara ubicados en los senderos del parque, dos portales de madera instalados en zonas claves para entender las características naturales y la riqueza cultural de este valioso entorno, y una nueva señalética para poner en valor a las cactáceas del borde costero.
“En marzo iniciamos una serie de reuniones con la comunidad que nos permitieron definir de manera colaborativa cuáles eran los énfasis medioambientales y culturales relevantes para las distintas organizaciones e incluso las emociones que las personas vinculaban a este icónico lugar de Pichilemu. Todo con el fin de diseñar este nuevo proyecto de infraestructura, que ayudará a educar y sensibilizar a los visitantes, así como poner en valor la historia e importancia de Punta de Lobos”, explicó Patricio Mekis, director ejecutivo del Parque Punta de Lobos, quien añadió que el parque es uno de sitios turísticos más visitados del país, superando incluso a Torres del Paine, con más de 600.000 visitantes anuales.
En las reuniones antes señaladas por el ejecutivo participaron desde juntas de vecinos hasta antiguos habitantes del lugar, artesanos, historiadores, organizaciones deportivas, autoridades locales y regionales, entre otros actores comunitarios. Juntos, por ejemplo, estuvieron de acuerdo en la importancia de vincular el parque a su acervo místico, a la abundante presencia de cuarzo, así como a las diversas historias que forjaron lo que hoy es Punta de Lobos. De igual modo, los participantes dieron importancia a la reflexión y capacidad de asombro al momento de contemplar la naturaleza, así como la sensibilización sobre el rol de los visitantes en la conservación del lugar.
Con el apoyo de un equipo de expertos de TRIVAL ―organización que diseñó y desarrolló la metodología del proyecto―, este trabajo se tradujo en el diseño de la nueva infraestructura que resalta la flora y fauna del lugar, construido sobre materiales biocompatibles con el parque, como madera de ciprés y aluminio rescatado del reciclaje de latas recolectadas en las playas aledañas. La presencia de figuras humanas contemplado la naturaleza, las imágenes de pelícanos, ballenas y chaguales, las piedras de cuarzo, las descripciones didácticas de la geología del lugar y, por supuesto, la infaltable y emblemática ola de Punta de Lobos, son parte de los elementos que los turistas y locales pueden encontrar en el proyecto de infraestructura, inaugurado hace pocos días.
“Estamos contentos de seguir fortaleciendo y profundizando nuestra colaboración con Parque Punta de Lobos, un verdadero tesoro ecosistémico de nuestro país que esperamos que siga encantando a muchas más personas para que, finalmente, se motiven a proteger el planeta. Porque nosotros creemos firmemente que para cuidar primero hay que conocer, y son precisamente proyectos como estos los que nos acercan a ese propósito”, señaló Antonia Ibáñez, gerente de Medio Ambiente de Fundación Ibáñez Atkinson, organización que desde 2013 trabaja para generar oportunidades que permitan a las personas acceder y vivenciar la música y la lectura, así como valorar y proteger su entorno. En su área de Medio Ambiente, concretamente, desarrollan diversos programas de educación y conservación, estos últimos enfocados en la implementación de soluciones basadas en la naturaleza en la zona central de Chile, abarcando humedales, borde costero y ciudades.
El evento de lanzamiento contempló también una instancia de presentación de los paneles, dirigida por Antonio Saldías, historiador de Pichilemu; Matías Ugarte, geólogo; y Camila Soto, colaboradora del proyecto.