Las llamadas “aguas grises”, provenientes del uso hídrico en lavaplatos, lavadora, etc., tienen una segunda oportunidad para la agricultura, gracias a la implementación de una iniciativa de INIA Rayentué con el aporte del Gobierno Regional de O’Higgins a través del Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC).
En la comuna de Paredones -Región de O’Higgins- se dio comienzo a una iniciativa que permitirá instalar un total de 27 biofiltros domiciliarios en las comunas de Pichilemu, Pumanque y la mencionada Paredones, zonas pertenecientes al Secano donde la falta de agua para la agricultura es una constante.
Los biofiltros para el tratamiento de aguas grises son una herramienta de adaptación a los efectos del cambio climático y la escasez hídrica, ya que tratan las aguas que pueden contaminar napas subterráneas o algún cuerpo de agua. A su vez, genera una opción de disponer de aguas en los meses con ausencia de precipitaciones para producción, lo que permitirá mejorar las condiciones de vida de estas familias.
Este proyecto corresponde a un Fondo de Innovación para la Competitividad, gracias a recursos provenientes del Gobierno Regional y su Consejo Regional. “Estamos muy contentos porque pequeños agricultores de Paredones, Pumanque y Pichilemu participaron en una primera instancia de un seminario en el que pudieron conocer pormenores de este proyecto y, luego de esto, fueron testigos de la firma del convenio que permitirá el tratamiento y mejor aprovechamiento de este elemento vital, lo cual en un contexto de cambio climático y de escasez hídrica, hoy se hace cada vez más necesario”, sostuvo el Gobernador Regional, Pablo Silva Amaya.
Por su parte, el investigador especialista en Riego de INIA Rayentué y coordinador de esta iniciativa, Emilio Cáceres, indicó que esto “responde a la consolidación de un trabajo que llevamos realizando hace bastante tiempo como INIA Rayentué, que fue bien observado y evaluado por distintos miembros del Consejo Regional. Avanzar en estas técnicas agroecológicas permiten no solo generar sustentabilidad y autoconsumo, sino tener una forma de acceder al recurso hídrico en zonas donde es cada vez más escaso”,
Para Alicia Moraga, beneficiaria de la comuna de Pichilemu, los biofiltros “vienen a reforzar mi proyecto personal que corresponde a la producción de flores, por lo que siempre estoy almacenando aguas de lluvia, pero me duran hasta diciembre y ya luego debo estar pagando por agua, entonces esto viene a apoyar el riego de mis plantas y sin invertir mayores recursos. Agradezco ser parte de esto y que INIA haya confiado en nosotros”.
Un área de trabajo que también se verá beneficiada de manera directa es la cosmetología natural. Regina Pérez se dedica hace años al rubro, plantando y cosechando hierbas e insumos para su producción, “por lo que me pone muy contenta participar de este proyecto. Hay veces en que tenemos mucha dificultad para acceder al agua, y estos biofiltros además de darnos eso, nos ayudan a cuidar el planeta, y generar en mi caso productos más amigables con el medio ambiente”.
Este proyecto tiene una duración de 2 años y una inversión total cercana a los 180 millones de pesos, contribuyendo a la conservación, protección y restauración de la biodiversidad biológica, junto a los procesos ecológicos y evolutivos del territorio, además de optimizar el uso del recurso hídrico en la reutilización de aguas.