Su presencia en las manifestaciones se ha desvanecido, sus miembros están disgregados y el movimiento se ha debilitado. Sin embargo, algunos grupos están pensando ocupar un lugar en las elecciones. Ese es el caso del Partido X, en España.
El panorama fue similar en Nueva York, Madrid, Londres, Roma y otras ciudades del mundo. Cientos de personas salieron a las calles a protestar contra las corporaciones financieras y el sistema, inspirados en los miles de jóvenes que se manifestaron en Túnez, Libia y Egipto, en lo que se conoció como la Primavera Arabe, y motivados -además- por la severa crisis económica que afectaba a sus países. A dos años de esas protestas, los movimientos -que en España se llamó Indignados y en Estados Unidos Occupy- se han debilitado, están disgregados y ya no ocupan las calles y las portadas de los diarios para dar a conocer su molestia.
“Los movimientos han tenido dificultades para aparecer en el segundo acto”, señaló Michael Kazin, historiador especialista en movimientos sociales de la Universidad de Georgetown. “Si existe alguna clase de guía de la ideología de los líderes del movimiento, es una especie de anarquismo moderado que no va a cautivar a la gente en los países”, añadió Kazin a la publicación The Daily Beast.
El movimiento Occupy Wall Street (Tómate Wall Street) se inició en septiembre de 2011 en Nueva York. Los manifestantes decían ser parte del 99% de la población que “no tolera la avaricia y corrupción del 1% que se apropia las riquezas”. Su lema demandaba una economía que se pusiera al servicio de las personas y que se extendiera a la regulación de los mercados financieros, la limitación de su influencia sobre la vida política, la creación de una banca pública y un reparto equitativo y justo de la riqueza. Al cumplir dos años de su creación, el movimiento ha perdido el apoyo mediático, de las celebridades y de algunas organizaciones sociales con las que contó en un principio. Los integrantes del movimiento se encuentran disgregados en todo el país y ahora planean reaparecer en las elecciones de gobernadores del próximo año (ver entrevista), aunque sin muchas expectativas de lograr algo. Para el abogado y ex congresista demócrata por Alabama, Artur Davis, el movimiento ha sido visible, ruidoso, pero no relevante.
“¿Cómo va a ser importante cuando el primer punto en tu agenda (como la condonación a los préstamos estudiantiles para los desempleados y la gente con bajos ingresos) ya son una ley? La frase del 99% es inteligente, pero simplista, vincula los intereses de un niño hambriento en el delta del Mississippi con aquellos que tienen una hipoteca de seis cifras y no pueden pagarla”, señaló a la publicación Politico.
Mientras, al otro lado del Atlántico, en España el Movimiento 15-M nació tras la protesta del 15 de mayo de 2011 y cuando más de 40 personas decidieron acampar en la plaza Puerta del Sol para “promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo PSOE-PP y del dominio de bancos y corporaciones”. Este movimiento optó por la vía política y desde enero de este año se convirtió en Partido X, el que señala que está preparado para presentarse en las elecciones europeas de 2014 y en las municipales españolas en 2015. “Los comicios pueden ser el punto de fuga próximo. Porque este no es un proyecto diseñado para obtener alguna representación. Es un proyecto para ganar elecciones. Lo que se está preparando es el golpe electoral perfecto”, señaló Juan Moreno Yague, integrante de la colectividad. Sin embargo, hasta ahora, ninguna encuesta le entrega un apoyo importante a ese movimiento.
El que sí consiguió avanzar fue el movimiento italiano contrario a las medidas de austeridad, Cinco Estrellas, que obtuvo 25% de los votos en las elecciones generales de 2012 y que posicionó a su líder, Beppe Grillo, como figura nacional.
Otros movimientos en países como Israel, Turquía y Grecia están también tratando de abrirse terreno en el área política al formar colectividades y usarlas en los lugares donde las protestas en las calles se detuvieron.
Según el diario The Guardian, no es difícil entender este giro de parte de los activistas hacia los partidos políticos. “La crisis financiera de 2008 trajo un cambio tectónico en la opinión pública. Como resultado se formaron organizaciones de izquierda, como en el caso del apoyo que tuvo Syriza en Grecia en 2012 y la reciente victoria de De Blasio en Nueva York”, señala el periódico.
Para el columnista del diario The New York Times, Andrew Ross Sorkin, estos movimientos fueron una “moda pasajera” y “un asterisco en los libros de historia, si es que se menciona”. “Con eso no digo que no haya tenido un impacto. Creó una conversación nacional importante sobre la iniquidad económica. Pero hay que considerar: ¿Las regulaciones a los bancos y los negocios fueron establecidas como resultado del movimiento ocupa? No. ¿Ha existido un impulso para poner a los ejecutivos de Wad Estrés tras las rejas? No”.
Por su parte, el intelectual norteamericano Gene Sharp -autor del libro De la Dictadura a la Democracia- ha dicho que los movimientos fracasaron por no tener un objetivo claro ni “algo que puedan realmente lograr”.
Fuente: latercera.com