La ayuda a la educación se reduce seriamente: disminuyó en algo más de un 6% entre 2010 y 2011, y otro 3% en 2012. La educación básica –el sector en el que se ayuda a los niños más necesitados– recibe ahora las mismas ayudas que en 2008. Mientras los fondos se reducen, y a sólo un año del plazo fijado para el logro de los objetivos mundiales de la Educación para Todos, 57 millones de niños y 69 millones de adolescentes siguen estando sin escolarizar.
Estas son las nuevas cifras publicadas por el Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo de la UNESCO, cuando está a punto de celebrarse en Bruselas la conferencia sobre reposición y promesas de contribución de la Alianza Mundial para la Educación (25 y 26 de junio), en la que se solicitará a los donantes que ayuden a recaudar los 3.500 millones de dólares estadounidenses que se necesitan con urgencia para financiar la educación en los países más pobres.
“Cuando todavía hay tantos niños y niñas sin acceso a la escuela ni al aprendizaje, el descenso constante de los fondos destinados a la educación es un motivo de grave preocupación”, ha dicho Irina Bokova, la Directora General de la UNESCO. “Aumentar el apoyo exterior a la educación es un imperativo ético y de desarrollo. Sabemos lo mucho que puede significar una ayuda bien orientada para que los países puedan otorgar la máxima prioridad a la educación de calidad”.
Julia Gillard, presidenta de la Alianza Mundial para la Educación, ha afirmado: “La educación no es un gasto, sino una inversión a largo plazo. Es nuestra obligación para con los niños del mundo –particularmente para con los más pobres y marginados– que tanto los donantes internacionales como los gobiernos de los países en desarrollo incrementen sus compromisos de financiación para la educación”.
El documento demuestra que la ayuda exterior sigue siendo vital en muchos lugares, ya que representa más de una cuarta parte del gasto público en educación en 12 países. Pero con una caída del 10% en los flujos de ayuda al sector, disminución considerablemente superior a la del 1% registrada en los niveles totales de ayuda, parece claro que los donantes están dejando de ver la educación como una prioridad del desarrollo.
“Este preocupante descenso de la ayuda se produce en el contexto de un déficit de 26.000 millones de dólares estadounidenses anuales de financiación para la educación. A menos que se invierta esa tendencia negativa, las probabilidades de alcanzar los objetivos mundiales de educación corren un grave peligro, aun cuando se amplíen los plazos hasta 2030”, ha dicho Aaron Benavot, director del Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo. “Frente a una ayuda tan inestable, es urgente que los gobiernos mejoren la financiación interior, incluida una mejor gestión de sus sistemas tributarios, si no quieren que peligre el desarrollo del país”.
Donde más duros resultan los recortes es en los países que están más lejos de alcanzar los objetivos de educación. La ayuda a la educación básica en el África Subsahariana, donde viven más de la mitad de los niños sin escolarizar del mundo, se redujo entre 2010 y 2011 y se estancó entre 2011 y 2012. Desde 2010, en 12 países africanos se han registrado recortes de la ayuda a la educación básica por un monto de 10 millones de dólares estadounidenses o más.
Los dos países que sufrieron mayores reducciones en la ayuda a la educación básica de 2010 a 2012 fueron la India y el Pakistán, a pesar de que ambos se encuentran entre los cinco países del mundo con mayor número de niños sin escolarizar.
La ayuda a la educación básica en los países de ingresos bajos experimentó una ligera recuperación en 2012 tras los descensos registrados en 2011, pero los niveles siguen siendo inferiores a los de 2010. Veintidós países de ingresos bajos recibieron menos ayuda para la educación básica que dos años atrás.
El Informe de Seguimiento de la EPT en el Mundo continúa mostrando que, a pesar de que la mitad de los niños sin escolarizar del mundo viven en países afectados por conflictos, los llamamientos de ayuda humanitaria descuidan las necesidades educativas: la educación sólo recibió un 2,4% de los llamamientos de ayuda humanitaria financiados en 2013, muy por debajo de la modesta meta del 4% fijada el pasado año por las Naciones Unidas. Como sector, la educación padece las consecuencias de una desventaja doble, no sólo porque recibe la proporción más pequeña de los llamamientos de ayuda humanitaria, sino también porque se destina a ella la menor proporción de las solicitudes de financiación: en 2013 el sector de la educación recibió el 34% de los fondos que se habían solicitado en concepto de ayuda humanitaria.