La semana pasada comenté las razones por las que nuestro destino está fuertemente ligado al Pacífico, especialmente ahora que tenemos como socios a Perú, Colombia y México más 29 observadores y no sería de extrañar que en poco tiempo se agregaran otros países del continente, ribereños o no. La Alianza del Pacífico supera al Brasil y Argentina juntos.
Pensé que, como buen liberal, era minoría en esta posición. Grande ha sido mi sorpresa al leer dos importantes declaraciones del ex presidente Cardoso de Brasil y del actual Presidente Mujica de Uruguay, ambos destacados marxistas en el siglo XX. Se quejan amargamente del fracaso del Mercosur en que uno de sus socios, Argentina, no respeta sus normas respecto de sus socios no sólo en el aspecto económico sino también en el político como fue la encerrona a Paraguay y la admisión de Venezuela sin cumplir los requisitos exigidos.
Además funciona con una desafortunada conducción económica propia del siglo XX. Cardoso sostiene que Brasil debía volcarse al Pacífico porque, como lo señalé anteriormente, es el nuevo eje del mundo en cuanto a población, PIB e intercambio en un marco de libertad de comercio sustentado en una firme economía de mercado por parte de cada uno de sus miembros.
Según Cardoso los gobiernos de Lula y de Dilma creyeron que la pasada crisis que afectó a la Unión Europea y EE.UU. marcaría la declinación de Occidente simultáneamente con el momentum para los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Surgiría así una nueva hegemonía junto con la revolución islámica. Los BRICS siguen mostrando una frágil economía y los países árabes se desangran entre sunitas y chiitas. El tercer mundo sigue siendo tercero. Por otra parte EE.UU. y la Unión Europea inician la esperada recuperación y China continua creciendo a la mágica tasa del 7% anual. Brasil, Argentina y Venezuela siguen cuesta abajo con sus gobiernos estatistas y dirigistas y un pobre resultado económico.
Por su parte Mujica defiende el capitalismo con mercados libres y maximizadores de resultados. Señala que hay que cuidarlo, porque es el único sistema que logra un crecimiento sostenido, y que permite disponer los recursos para las políticas sociales. Afirma no sentirse amarrado al Mercosur.
Es partidario de la apertura con diversificación de su comercio exterior y se queja de las trabas comerciales que arbitrariamente le impone Argentina que practica un modelo al estilo 1960. En cuanto a Brasil es menos crítico pero lo define como un país con tremendas contradicciones y políticas conducentes a su mercado interno dificultando el intercambio.
Frente a estas realidades la receta de Cardoso y Mujica no es apegarse a un bolivarianismo sin futuro que obligaría a marginarse del Pacífico. Por el contrario, son ellos los que deben buscar la asociación con la Alianza aceptando los parámetros que la definen.
Javier Fuenzalida A.
Profesor, U. Finis Terrae