No es exclusivamente nuestro. Según la OECD, países desarrollados como, Estados Unidos, Japón, Italia, Inglaterra, Australia, Finlandia, Noruega y Suecia entre otros, están experimentando una regresión. Otros, en desarrollo, si bien muestran una distribución más regresiva tienden a mejorarla como Chile, México y Turquía.
La mayoría de los análisis no explican este hecho sino que destacan sus consecuencias: la acumulación de riqueza de los ricos, las altas remuneraciones de los ejecutivos, las ganancias exorbitantes de deportistas y estrellas del espectáculo frente a un presumible retroceso de los salarios de las personas de bajo nivel educacional. La inmensa mayoría de las fortunas identificadas por Forbes provienen del éxito empresarial de sus dueños. No fueron heredadas. Ningún rico de hace 50 años figura en esos rankings.
Por otra parte, los progresos en la educación han sido notables en casi todos los países del mundo ¿Cómo se explica que países como Finlandia, Noruega o Suecia, líderes en sus sistemas educacionales estén mostrando un deterioro en la distribución de la renta?
En mi entender, la sociedad del conocimiento es parte de la causa. No porque sea perversa, sino porque tienen costos crecientes que no todos pueden enfrentar. No es solo el gasto en investigación en ciencias duras y blandas y en la producción tecnológica derivada de ellas que dan paso a las innovaciones de procesos, de nuevos bienes y servicios desterrando otros. Es el proceso schumpeteriano de destrucción creativa.
Las competencias que se le exige a toda la fuerza laboral de hoy, desde altos ejecutivos hasta modestas personas que ejecutan labores simples demandan destrezas, capacidades, dominio de tecnologías y conocimientos complejos y costosos. No hay lugar para los que “saben de todo un poco”. Ya no es suficiente la educación media enciclopédica, ni cinco años de educación superior. Se requieren la capacitación permenente, diplomados, magister, doctorados, pos doctorados para ser eficiente. Los títulos van quedando obsoletos y la capacitación continua pasa a ser determinantes frente a la velocidad con que se generan los nuevos conocimientos. Hay un continuo reciclaje del capital humano sin el cual la persona va cuesta abajo en su rodada, como dice el tango.
El otro factor que pesa en la regresividad es el consumo de drogas. Los Drs. O. Dörr y A. Dörr han demostrado que todas las drogas, desde la marihuana a las más duras, producen daños neuronales irreparables, dificultando el aprendizaje y la eficiencia laboral. Lo más grave es que el mayor consumo se concentra en las personas de más bajos ingresos, restringiendo la capacidad de aprendizaje que exige la sociedad del conocimiento y por lo tanto ejerciendo un efecto regresivo en la distribución del ingreso. Es una población a la deriva dependiente de la asistencia estatal. No son los ricos los que se hacen más ricos, sino que es el estado el que empobrece cada vez más a los más pobres dada la deficiente educación pública, la ineficaz asistencia sanitaria y la pérdida de la guerra contra las drogas.
Javier Fuenzalida A.
Profesor, Universidad Finis Terrae