El Proyecto de Acuerdo de Vida en Pareja (AVP), creará un nuevo escenario social. No sólo porque el Estado reconocerá distintos tipos de familia, sino porque también obligará a las empresas a hacer modificaciones para beneficiar a convivientes civiles y a los hijos de esta nueva alianza.
Muchas compañías ya hemos incorporado políticas pro inclusión y desarrollo de carrera, para asegurar que todos accedan en igualdad de condiciones a las mismas oportunidades. También hemos implementado políticas de conciliación de vida personal y profesional, creando cargos y estructuras para administrar y gestionar estas propuestas.
Claramente, la diversidad es un foco estratégico, sin embargo, todavía falta para que el AVP forme parte del dialogo. Y esto es importante, ya que según cifras del Movilh, más de dos millones de personas conviven, con o sin hijos, sin poder regular su régimen patrimonial, de salud, previsional y de herencias.
Habiendo concluido el primer trámite, la promulgación del AVP será un desafío para las empresas ya que muchos de los beneficios como salud, previsión, bonos, negociaciones colectivas, seguros y cajas de compensación, serán extendidos a todos, sin importar orientación sexual o identidad de género.
Sólo para detallar algunos aspectos -y considerando que se extenderán los beneficios a los convivientes civiles de los trabajadores- está, por ejemplo, el proyecto de ley que introduce modificaciones a diversos cuerpos legales. Tal es el caso del DFL N°1 2005 del Ministerio de Salud, en el que para los efectos del Régimen Público de Salud y del Sistema Privado de Salud, el AVP permitirá a cualquiera de los convivientes civiles ser carga del otro. O el Decreto Ley 3.500, que regula las pensiones, en que el conviviente civil podrá ser beneficiario de pensión de sobrevivencia.
Algo no menor es que se tendrá que respetar todo lo relacionado a derechos hereditarios, puesto que el proyecto de ley regula la situación del conviviente civil como si se tratara del cónyuge sobreviviente. No quiero dejar de mencionar que la iniciativa, si bien fue aprobada por la Cámara de Diputados, podría sufrir modificaciones.
Así, es en la implementación donde cobra sentido el trabajar por la diversidad e inclusión; y donde se conjuga el deseo de la empresa por retener el talento y las fórmulas que permitirán que la inversión en capital humano sea sustentable.
Concluyendo, no debemos olvidar incluir en la discusión a sindicatos y otros grupos parte del ecosistema de la empresa. El diálogo es lo único que garantizará que esto se transforme en una mejor calidad de vida para todos.
Por Patricio Fernández
Director de Comunicaciones y RSE de Sodexo Chile