Con el apoyo de la Fundación para la Innovación Agraria (FIA), el Centro de Investigación en Recursos Hídricos de la Universidad Arturo Prat (CIDERH) dio inicio a un proyecto que impactará positivamente la economía y la calidad de vida de comunidades aymaras.
La escasez de agua está impulsando soluciones cada vez más innovadoras a lo largo y ancho del orbe, especialmente en aquellas zonas donde la carencia del recurso ha determinado el devenir histórico de sus comunidades. Como en el desierto de Atacama, donde las aguas residuales, que hasta hace un tiempo eran consideradas un pasivo a ser eliminado, se han convertido en un recurso valioso para la producción agrícola.
En pleno corazón de la pampa del Tamarugal, comuna de Pozo Almonte, se emplaza la parcela de la Asociación Aymara Nayra Inti, lugar donde los investigadores de CIDERH desarrollan un proyecto que apunta a la reutilización de aguas servidas, y que en el marco de esta iniciativa serán aprovechadas para la producción de flores de corte, rubro poco desarrollado en la zona a pesar de que presenta ventajas competitivas respecto a las regiones del sur.
Según comenta la investigadora de CIDERH, Betzabé Torres, “la reutilización de aguas residuales tratadas es atractiva porque permite reducir los impactos ambientales en los cuerpos de agua y en el suelo, al evitar su descarga y al darles un nuevo uso”.
Además, según explicó la profesional, las aguas residuales tratadas, al poseer nutrientes, “pueden sustituir o disminuir el uso de los fertilizantes utilizados para cubrir las necesidades nutricionales de las plantas, lo que es positivo desde el punto de vista agrícola”.
Para FIA este proyecto reviste gran importancia ya que se inscribe en el ámbito de la agricultura sustentable, una línea que la Fundación impulsa con entusiasmo. En opinión de su director ejecutivo, Héctor Echeverría, “lo valioso de esta iniciativa es que utilizará aguas que actualmente se desperdician, contribuyendo al uso eficiente del recurso hídrico. Asimismo, es un proyecto que se puede replicar en otras zonas del país, o para generar otros cultivos ya sean frutales e incluso para producir forraje”.
IMPACTO SOCIAL, ECONÓMICO Y AMBIENTAL
A nivel mundial, el agua reciclada es utilizada en una variedad de aplicaciones. Los usos típicos incluyen el riego superficial de huertos y viñedos, áreas paisajísticas, y cultivos alimentarios. Otros usos consideran la recarga de aguas subterráneas, la preservación o aumento de ecosistemas como humedales, y también su aprovechamiento en procesos industriales.
Para el proyecto de CIDERH, el agua residual urbana tratada será suministrada por la planta de tratamiento de aguas servidas de la empresa Aguas del Altiplano, lo cual implica un trayecto cercano a los 600 metros entre el punto de alimentación y el punto donde se emplazará el proyecto.
La ejecución de la iniciativa tendrá una duración de 18 meses en su etapa de proyecto y 12 en post-proyecto, con la expectativa de cultivar -en un sistema aeropónico recirculante- 4.000 flores de corte de las especies lilium, tulipán, gerbera, alstroemerias y gladiolos, las cuales serán comercializadas por la comunidad Aymara Nayra Inti de la comuna de Pozo Almonte, impactando directamente en sus ingresos y calidad de vida.
Situación que es refrendada por el director de CIDERH, Jorge Olave, afirmando que el proyecto no sólo abrirá una interesante oportunidad de mercado para los agricultores de la Región de Tarapacá, sino que incidirá positivamente en el devenir de estas comunidades. “Al impacto económico se suma el impacto ambiental –agrega– al focalizar los esfuerzos en el reúso de agua residual urbana; y también el impacto social, ya que se abren nuevas oportunidades en el mercado de la producción fomentando el desarrollo de la agricultura sustentable, generando nuevos emprendimientos y empleos, factores que inciden positivamente en la reactivación de las comunidades rurales y disminuyen el despoblamiento”, concluye Olave.